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En el corazón de San Carlos, en Ibiza, un bar con décadas de historia sigue siendo un símbolo de la tradición y la cultura local. Su reciente reconocimiento con un solete en la Guía Repsol refuerza aún más si cabe su relevancia como lugar único en la isla. Este espacio ha sido testigo de la transformación de Ibiza, desde los tiempos de los primeros payeses hasta el auge del turismo y la llegada de los hippies.
El Bar Anita, conocido también como Ca n’Anneta, comenzó su andadura en un local que durante generaciones fue una tienda de ultramarinos. Primero perteneció al abuelo del marido de Anita (Ana Marí Torres), después pasó a los suegros de Anita, y finalmente ella y su esposo lo gestionaron tras casarse en 1942. El establecimiento fue evolucionando, y en 1960 ya había adoptado su actual identidad como bar y restaurante. Desde entonces, ha sido un punto de encuentro fundamental para locales, turistas y la comunidad hippie que marcó una época en la isla, siendo un espacio de referencia en aquellos años sesenta en los que la contracultura y las nuevas ideas supusieron una revolución.
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Fátima Garay
Algunos de esos hippies llegaban desde muy lejos, desde Estados Unidos, para evitar ser reclutados para combatir en la guerra de Vietnam. Así fue como algunos de ellos acabaron llegando a una isla como Ibiza y transformando no solo la mentalidad y cultura del lugar, sino también la esencia del propio Bar Anita, que se convirtió en un refugio para muchos.
Un licor de hierbas que trasciende generaciones
Uno de los grandes tesoros de este establecimiento es su licor de hierbas, elaborado artesanalmente con una receta que ha pasado de generación en generación. Este digestivo típico de Ibiza, que mezcla hierbas locales maceradas, no solo se sirve como chupito en el bar, sino que también puede comprarse en botella para llevar a casa. Este detalle refuerza su reputación como embajador de la tradición gastronómica de la isla.
Además del licor, el Bar Anita ofrece una carta variada a precios asequibles. Platos como pizzas (entre 11 y 15 euros), pastas (13 euros) y carnes y pescados frescos (de 12 a 21 euros) hacen de este lugar una opción ideal para disfrutar de una comida en un entorno auténtico. La oferta gastronómica del bar mantiene su carácter sencillo, fiel a su esencia histórica.
Sus icónicos buzones de madera, instalados en la entrada desde los años 60, forman parte de su encanto histórico. Originalmente, se utilizaron para que los vecinos de la zona pudieran recibir su correspondencia, y con la llegada de los hippies en los años 60, también se convirtieron en buzones para cartas y cheques enviados por familias desde el extranjero. Este detalle, único en la isla, sigue siendo una seña de identidad del bar.
Las tres mesas exteriores de su fachada son el lugar ideal para disfrutar de la tranquilidad de San Carlos. Con vistas a la iglesia del pueblo y rodeado de un entorno que invita a desconectar, el Bar Anita es mucho más que un restaurante. Es un testimonio vivo de la historia de Ibiza, un lugar donde el tiempo parece detenerse mientras los visitantes disfrutan de la auténtica esencia de la isla.
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