The Library, la gran tienda y vinoteca que necesitaba el barrio de Salamanca

The Library, la gran tienda y vinoteca que necesitaba el barrio de Salamanca

La gente ya se arremolinaba en la puerta el mismo día que abría sus puertas, hace escasamente dos semanas. ¿Es un bar? ¿Es una tienda? ¿Es un club de socios? El interés en la calle Serrano, por viandantes, vecinos y curiosos, era notable.

Y el éxito y la acogida ha venido a refrendar la propuesta. The Library es sobre todo un espacio que homenajea a los vinos de los cinco continentes, rendido a lo mejor de las bodegas más importantes del planeta. Con el sello del grupo Paraguas, que con diferentes locales a lo largo del mapa madrileño, principalmente en el barrio de Salamanca, con Jorge Juan como campo de operaciones, ha sabido construir una especie de pueblo del disfrute. Sus locales, de Amazónico a La Destilería, pasando por Arde o Ten con Ten se han convertido en imprescindibles de una clientela que además de primar el buen comer y beber, también quiere estar en un local de moda, con todo lo que eso conlleva.

Abraham Rivera

Un diseño de Lázaro Rosa-Violan

The Library cuenta con poco más de cincuenta asientos, una espectacular barra y el diseño suntuoso de Lázaro Rosa-Violán. Lo mejor está en su carta, repleta de pequeñas tapas y algún que otro bocado sabroso, que acompañan a los vinos, los grandes protagonistas. Serán más de 150 por copas. Detrás de la parte gastronómica está el chef ejecutivo del grupo, Ricardo Álvarez, que ha sido capaz de elevar la cocina de producto. Su andadura en Huerta de Carabaña le sitúa como uno de esos cocineros responsables del buen momento que se vive en la actualidad en lo que es la hostelería de la ciudad.

El concepto detrás de The Library se basa en ofrecer una experiencia diferente, innovadora y exclusiva, que combina tienda y restauración. Una de las ideas principales del proyecto era crear una tienda de vinos distinta, que enriqueciera al grupo y aportara algo nuevo. De esta forma, surgió la idea de complementarla con la parte de restauración, pero con un enfoque diferente. Aquí, la restauración se divide en dos vertientes.

Una pareja tomando un vino en 'The Library'. (Cedida)Una pareja tomando un vino en 'The Library'. (Cedida) Una pareja tomando un vino en 'The Library'. (Cedida)

La primera es la parte más informal, orientada a los amantes del vino. En esta zona, que abarca la barra de la entrada y los escaparates, cualquier persona puede venir sin necesidad de reserva, pedir una copa de vino o una botella, y acompañarla con una carta gastronómica de calidad. Esta propuesta es novedosa, ya que por primera vez ofrecen raciones y tapas, con productos de altísima calidad, pero diseñados específicamente para acompañar al vino. La idea es que el vino sea el protagonista y, a partir de la elección de cada cliente, se pueda seleccionar el mejor acompañamiento en la carta.

Sandro Silva, el alcalde de Serrano

"Elegimos este local en Serrano porque tenemos 8 restaurantes ubicados a menos de 800 metros de The Library, y para mí este espacio está situado en el corazón de todos ellos", explica Sandro Silva, artífice del éxito de Paraguas. "Es el núcleo desde el cual operamos, dándonos armonía y sentido".

Abraham Rivera

El Grupo Paraguas nació y creció en el barrio de Salamanca, en calles como Jorge Juan, Velázquez, Ayala, y ahora Serrano. A Silva le gusta reivindicar y celebrar todo lo bueno que esas calles, con su historia y su abolengo tienen. Hoy, además, celebradas y disfrutadas por muchos expatriados de Venezuela, México y Argentina.

"Este barrio es nuestro eje, y sabía que The Library tenía que estar aquí. Hace unos cuatro años ya había puesto el ojo en esta tienda, y siempre pensé que, si algún día hacíamos algo relacionado con el mundo del vino, este sería el lugar. Y así ha sido", termina de explicar de una elección que ha sido todo un acierto, un espectacular local, con enormes cristaleras al exterior y una decidida apuesta por los vinos.

Un homenaje a la sobremesa

Para Silva, The Library es el reflejo del crecimiento del Grupo Paraguas y de su apuesta por el vino, "de nuestra pasión por esta profesión". Es un manifiesto muy concreto de su amor por el vino desde hace 20 años, cuando abrieron el primer local. "Este proyecto representa algo esencial para nosotros: el vino y cómo lo entendemos. Es un homenaje a la mesa, a la sobremesa, y a la conexión que se crea alrededor del vino, desde el primer sorbo hasta el último brindis". The Library es un lugar donde se respira vino.

Una selección de vinos de 'The Library'. (Cedida)Una selección de vinos de 'The Library'. (Cedida) Una selección de vinos de 'The Library'. (Cedida)

Y que además cuenta con un exclusivo club privado, ubicado bajo la Puerta de Alcalá, reservado para 90 socios, y debido a las limitaciones de espacio, ya no es posible aceptar nuevos miembros. Aunque se ha mencionado una posible lista de espera, en realidad no hay posibilidad de ampliar el número de socios. El club ofrece un ambiente íntimo y acogedor, con espacios como un pequeño salón gastronómico con mesas altas y un área tipo living room de estilo inglés, ideal para reuniones privadas o disfrutar de una botella de vino en un entorno más relajado.

El club también dispone de 92 cavas privadas, una para cada socio, lo que subraya la exclusividad del lugar. Cada miembro puede asistir acompañado por hasta tres invitados. El horario del club sigue el del local, generalmente desde las doce o doce y media del mediodía hasta las dos y media de la mañana. Los socios pueden disfrutar de sus vinos tanto en el club como en cualquiera de los restaurantes del Grupo Paraguas, lo que añade aún más valor a la experiencia. Por ejemplo, si un socio tiene una cena en Amazónico, puede solicitar que sus botellas sean llevadas allí.

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Y luego hay que añadir algo realmente innovador que no se ha visto en demasiados lugares del mundo: una carta de cristalería. Los socios no solo podrán elegir su menú gastronómico y los vinos que desean disfrutar, sino que también podrán seleccionar entre 80 referencias diferentes de copas para beber,

Un 'bikini' con berro delicioso

Por supuesto, no nos olvidamos del apartado gastronómico. Su bikini con berro lleva una mayonesa un poco picante, aunque también dulce, tiene un poquito de miel, además de chiles y una vinagreta que recuerda a la del aliño de un steak tartare, con yema de huevo, pepinillo, anchoa, alcaparra, aceite… Y luego el pastrami de wagyu, que se cura con especias. La idea es sencilla, pero no por ello tiene menos valor: acompañar con algunos bocados en la parte de la barra, un poquito más informales, al vino.

Otro ejemplo que ayuda a entender sus logros es el delicioso matrimonio de anchoa y boquerón, que emplea un sobao y lleva una mantequilla ahumada. También hay una tosta de yema curada con papada de cerdo y caviar, hay una brandada con polenta y hay ensaladas, como una paradigmática y perfecta César, con un pollo marinado agridulce y salsa César, con alcaparra y nueces.

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Otra ensalada de tomate, aguacate y mango, que viene a ser una referencia de Amazónico, con la salsa modificada levemente. Asimismo hay platos que se van al mar, como el tiradito de corvina y salsa cítrica. Para los amantes de las ostras las hay de Pollet, cuentan con la número dos, que sirven de forma natural, con salsa ponzu, y luego hacen una salsa de que lleva una leche de tigre y frutos rojos, terminada en el pase con un toquecito de champán. Los quesos los suministra Cultivo y Vila Viniteca. En las tablas buscan además de ofrecer los mejores quesos, que sean un poco diferentes. El día que les visitamos probamos un espectacular Stilton al Pedro Jiménez.

Y un futuro menú degustación

A pesar de estar lleno, el local respira, hay mucho espacio, el techo alto también ayuda. Y la parte de las mesas bajas, que se localiza al final del establecimiento, aún no está a pleno rendimiento. Esas mesitas quieren enfocarlas en menús con un perfil gastronómico, una degustación no muy excesiva en pases, y enfocada a la materia prima. Lo que están pensando es un menú de cuatro o cinco pases: un aperitivo, cuatro platos principales y postres. Esto es algo que tienen que terminar de ajustar, pero la idea es no hacer menús demasiado largos, más bien algo centrado en el producto.

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Están muy abiertos a seguir cambiando y evolucionando según lo que les vaya pidiendo el cliente. Por ejemplo, tienen un patacón con stracciatella, compota de tomate y aceite de albahaca, que es una propuesta muy interesante. También hacen un boquerón con un sabor a sardina siciliana, como un escabeche adaptado con influencias italianas, algo de lo que han hablado con algunos de sus socios italianos. En definitiva, la barra es algo que quieren llevar al máximo



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