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La imagen de un PSOE compacto alrededor de Pedro Sánchez en el que los únicos versos sueltos son Javier Lambán y Emiliano García-Page está perdiendo lustre. La crisis abierta en Castilla y León ha envalentonado a otros territorios que en público o en privado comparten la visión de Luis Tudanca. El secretario general de esta federación acusa a Ferraz de intentar debilitar su liderazgo y sostiene que también se han producido maniobras de desestabilización en Madrid, Extremadura, Aragón y Andalucía.
Los socialistas no se han recuperado aún del trauma interno que supuso el acuerdo del PSC con ERC para una financiación singular de Cataluña o concierto fiscal solidario, que provocó el rechazo en una parte de la organización. Además de los consabidos Page y Lambán, Tudanca, el madrileño Juan Lobato, el extremeño Miguel Ángel Gallardo y el presidente de Asturias, Adrián Barbón, alzaron la voz. Su posición, desafinada respecto a los intentos de la cúpula de imponer silencio o la aquiescencia de otras federaciones más vinculadas a Ferraz, provocó una gran tensión interna, agravada en algunos casos por las dudas de Ferraz sobre la continuidad de Lobato, Tudanca o Gallardo.
La dirección se escuda en que los tres dirigentes tienen problemas internos, aunque les culpen a ellos de su situación. Pero la pugna pública con Tudanca, a quien la comisión de Derechos y Garantías ha tumbado el intento de ser reelegido antes del congreso federal, ha visibilizado las quejas de otras federaciones.
Lobato lleva varias semanas contestando en los medios de comunicación si Ferraz le presentará finalmente un candidato alternativo. Pero ayer fue mucho más lejos y agradeció al secretario general del PSOE de Castilla y León que haya "abierto el debate sobre la forma en la que se trabaja en el partido". Tudanca sostiene que existe una campaña contra él dentro de su propia organización, personas que se esconden tras fuentes anónimas en los medios de comunicación para desacreditarle. Y el dirigente madrileño coincide en la existencia de estas maniobras para "socavar legitimidades".
Malestar de Ferraz con Extremadura por las críticas al concierto catalán
Marisol Hernández
"Nos ha pasado a todos", señaló, en declaraciones en Europa Press y Onda Cero. "Es bastante desmoralizante. En Madrid nos enfrentamos a Ayuso y a toda una serie de informaciones". Según Lobato, en su caso, se han producido "desde el minuto uno" y a lo largo de todo su mandato. Por eso, destacó, "me solidarizo" con Tudanca.
Aunque el dirigente madrileño no apunta directamente al secretario de Organización, Santos Cerdán, su homólogo en Castilla y León sí aludió a su "entorno". En otras federaciones también censuran el modo en que Ferraz trata a los territorios, aventando la posibilidad de presentar alternativas para descabalgar a algunos secretarios generales, sobre todo cuando existen discrepancias con la línea oficial. En ese sentido, el cupo catalán ha deteriorado las relaciones con algunas autonomías. Sobre todo, Extremadura y Castilla y León.
Desde la dirección, la postura es que estas dos comunidades y también Madrid buscan un enemigo exterior a quien achacar sus dificultades internas. En Castilla y León, explican, Tudanca tiene problemas con León y Valladolid, que son las provincias con más afiliados. Lo que denota tanto el intento de adelantar su congreso como sus declaraciones es "debilidad", indican.
Tudanca, que había comenzado una ronda por los medios de comunicación, ha cancelado ahora todas las entrevistas y da así una tregua en su guerra con Ferraz. Pero en la federación están seguros de que la dirección nacional lanzará en el congreso un candidato contra él.
Con Lobato también hay mucha tirantez, pero la cúpula socialista sitúa el conflicto en un problema de los municipios de sur, más de izquierdas, contra los del norte, de donde procede el dirigente madrileño. Y la lectura sobre Extremadura es que los militantes no "entienden" las críticas de Gallardo contra Sánchez a cuentas del concierto catalán.
Ferraz no compra que los territorios quieran tener un discurso propio, si eso erosiona al presidente del Gobierno. Y eso es justo lo que piden los barones. Tudanca lo expresó con mucha claridad en una entrevista este lunes en El País: "La lealtad no es sumisión y la unidad no es uniformidad". Pero lo que la dirección demanda es entrega absoluta.
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