Génova ha encontrado en el escándalo de Íñigo Errejón un hueco por el que hostigar también a Pedro Sánchez. Toda la presión política, orgánica y mediática está sobre el tejado de Yolanda Díaz, pero el PP intenta que las consecuencias de las demoledoras denuncias por acoso y agresión sexual que pesan sobre el exdiputado no se queden solo en Sumar, que fuentes del partido ven "en estado de descomposición". Buscan que la mancha se extienda también al partido mayoritario de la coalición del Gobierno, que "lo sabía, y lo tapó".
Es el mensaje sobre el que distintos portavoces del PP han pivotado desde que estalló la polémica, y que trasladan también en privado: que hubo un "pacto de silencio" entre PSOE y Sumar, que los rumores "eran de sobra conocidos" en el seno de la coalición, y que la negativa de Sánchez a pedir responsabilidades a Díaz le convierte también en "cómplice" de su polémica actuación. "Por supuesto que Sánchez tenía que saber algo", opinan dirigentes de la formación conservadora. "Los comentarios, los indicios…, ¿no te llevan, como poco, a preguntar? Eso no se lo cree nadie", apunta otra fuente.
El 'caso Errejón' infringe un mazazo fatal al ADN político sobre el que Sumar echó raíces, y llena de incógnitas su futuro. El daño reputacional parece inevitable. El partido que abanderó la defensa de las mujeres y de la lucha contra la violencia machista tenía un acosador en sus filas. Sánchez condenó, de forma indirecta, los acosos y abusos que pudieron sufrir las víctimas del exportavoz. Pero reafirmó su "confianza" en Yolanda Díaz y en Sumar, "una organización que está haciendo mucho por el progreso de las mujeres".
El Gobierno trabaja por una España feminista donde las mujeres tengan los mismos derechos, las mismas oportunidades y la misma libertad y seguridad que los hombres. Toda mi condena a quienes atentan contra este proyecto de igualdad. Todo mi apoyo a las mujeres que sufren…
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) October 24, 2024
El primer partido de la oposición cree que, dada la magnitud del escándalo, el caso no solo tendrá un coste para Sumar, sino para todo el Gobierno. Y se lanzan a usarlo de combustible en su particular guerra cultural, con la vista puesta en el voto femenino y en la —posible— desconfianza del electorado de izquierdas. Por eso, en Génova repiten el mantra de la "hipocresía feminista" de todo el Gobierno de coalición. Porque antes de Errejón, recuerdan, estuvo Ábalos. Y antes de él, los burdeles de Tito Berni.
"Todos son escándalos relacionados con los derechos y libertades de las mujeres", apuntó la vicesecretaria Noelia Núñez, uno de los rostros más visibles del PP en la batalla por el 'caso Errejón'. "El Gobierno más feminista de la historia se disuelve", machacan en privado otros dirigentes. Y, en mitad de todos los ataques, siempre destacan un mensaje: su apoyo férreo a "las víctimas" y la condena de "cualquier conducta violenta contra las mujeres" mientras uno de los grandes estandartes de la izquierda tradicional y alternativa se tambalea.
Aunque Íñigo Errejón no formaba parte del Gobierno, en el PP hay coincidencia en que este caso tendrá consecuencias aún desconocidas para la coalición. Y que, en todo caso, no hace, sino alimentar la imagen de "inestabilidad" del Ejecutivo. La críptica carta de renuncia que publicó el ya exdiputado el pasado jueves por la tarde desató una tormenta perfecta para el Gobierno, que sigue recomponiéndose de dos semanas negras por los escándalos de presunta corrupción que siguen de cerca a Pedro Sánchez y por la inminente imputación de su exsecretario de Organización, José Luis Ábalos.
El huracán de acusaciones anónimas de las últimas horas, que señalaban al exdiputado por acoso, maltrato psicológico y trato vejatorio, ya había tocado tierra y golpeado con fuerza a Sumar. Pero el caso se revistió de mayor gravedad con la primera denuncia pública. La actriz Elisa Mouliaá formalizó un demoledor escrito ante la Policía en el que aseguraba haber sido víctima de una presunta agresión sexual por parte de Íñigo Errejón, ante la que se sintió "paralizada". Los hechos se remontan a septiembre de 2021. Hubo otra denuncia anónima en redes sociales en junio de 2023. Pero el partido de Yolanda Díaz no ha tomado cartas en el asunto hasta ahora.
El PP hace leña del árbol caído e incide en cómo las dos banderas sobre las que Sánchez asentó su Ejecutivo, primero con Podemos y más tarde con Sumar, se les vuelve ahora en contra. Una es la corrupción. La otra, la lucha contra el machismo. Génova fue escalando el tono, y de las "explicaciones" a Yolanda Díaz pasaron a exigir directamente "responsabilidades". Por voluntad de Sumar, o por orden del PSOE.
Las críticas fueron duras, y entonadas sobre todo por las mujeres de la dirección popular. "La izquierda es un fraude, y ahora se mantienen en el poder con un pacto de perdedores", azuzó el viernes la vicesecretaria Ester Muñoz. "Yolanda Díaz tapa la corrupción de Sánchez, y Sánchez tapa el caso Errejón", apuntó Alicia García, portavoz en el Senado. "Todos lo conocían desde hace más de un año y lo han estado tapando. Tienen responsabilidad política que señala al corazón de la coalición", remató la secretaria general, Cuca Gamarra.
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