El término ‘escrúpulo’ tiene un origen etimológico que nos lleva hasta el latín scrupulus que significa ‘piedrecita’, y en su uso original se refería a una pequeña piedra que se podía meter en el calzado y causar molestia al caminar, generando una sensación constante de incomodidad.
El término ‘escrúpulo’ tiene un origen etimológico que nos lleva hasta el latín scrupulus que significa ‘piedrecita’, y en su uso original se refería a una pequeña piedra que se podía meter en el calzado y causar molestia al caminar, generando una sensación constante de incomodidad.
Con el tiempo, esta idea de algo pequeño pero molesto se trasladó al ámbito moral y psicológico y el término ‘escrúpulo’ comenzó a representar esa inquietud o incomodidad que surge en la conciencia cuando alguien duda si algo es correcto o no, especialmente desde un punto de vista ético o moral.
Posteriormente, comenzó también a aplicarse a la idea de ‘aprensión’ o ‘asco’, ya que también se relacionó con la sensación de incomodidad y rechazo que provoca algo que no se considera correcto, ya sea un acto, una situación o incluso un alimento.
De esta manera surgió la expresión ‘tener escrúpulos’ para describir la presencia de dudas morales que incomodan y que pueden impedir que alguien actúe sin reflexionar sobre las implicaciones éticas de sus acciones o el sentir asco o aprensión hacia algo, especialmente un alimento.
Disfruta de más curiosidades como esta en el nuevo libro de Alfred López: ‘Esto es CURIOSÍSIMO’
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}