No es el Bronx, es El Vacie: una promesa de tres años en el último rincón de la Sevilla chabolista

No es el Bronx, es El Vacie: una promesa de tres años en el último rincón de la Sevilla chabolista

"Cada vez que sales a la calle te crees que te van a robar, y es normal / Ni que nacieras en el Vacie, es pa' que te vacíen", le canta Shotta a Saturnino Rey, alias Zatu y voz de SFDK, en su colaboración Ternera Podrida. Este último rapero sevillano nació en Pino Montano, un barrio al norte de la ciudad y a escasos minutos del último poblado chabolista que queda en pie. El Vacie, al que se refiere en el single, llegó además a ser el más antiguo de toda Europa. En sus 90 años de historia pudieron vivir hasta 4.000 personas en casas levantadas con palos, mantas a modo de cortina o chapa metálica para simular las paredes. Con el tiempo ha ido perdiendo población y su terreno es cada vez más pequeño. Hoy solo quedan una treintena de casetas y unos cien vecinos alojados.

La fecha límite está marcada en 2027. Será en la primavera de ese año cuando El Vacie quedará cerrado definitivamente, si todo va según las previsiones del Ayuntamiento. El alcalde de Sevilla desde las últimas elecciones, José Luis Sanz, se ha comprometido a terminar con los desalojos en este plazo y reconvertir el espacio en el parque que era antes de instalarse las primeras chabolas, entre la década de los 30 y los 50. En los últimos años, muchas de las noticias en las que aparecía el poblado hablaban de delincuencia, robos o tiroteos en su seno.

Hace escasas semanas volvió el revuelo cuando Sanz afirmó en una comparecencia que tenía previsto contratar a expertos del Bronx –el conflictivo barrio en los suburbios neoyorkinos– para que asesoraran a su equipo sobre cómo desalojar El Vacie. No fue más que una "confusión", llegó a afirmar poco después. Pero la polémica volvía a las andadas.

Es lunes por la mañana y alrededor del Vacie reina el silencio. Existen varios accesos, pero uno llama poderosamente la atención. En el camino que entra desde un tanatorio cercano, el que hay justo al cementerio de San Fernando, los coches de alta gama hacen fila a cada lado. BMW, Mercedes, Jaguar, Audi y hasta Lamborghini: vehículos de entre 80.000 y 200.000 euros aparcan a pocos metros de las chabolas. Es una calle junto a la que no hay más viviendas salvo los edificios de la Avenida Doctor Fedriani, que en esa zona especialmente alberga comercios, bares y un hospital. "Mejor no sigáis por ahí", advierte ya al atardecer una de las personas amontonadas en la puerta del tanatorio, donde en ese momento parece haber un velatorio. La ruta, no obstante, se presenta tranquila.

– Disculpe, ¿por ahí se llega al Vacie?

"Sí", responde abruptamente el hombre que entra a uno de los lujosos coches. Llegó caminando desde el final de la calle, donde comienzan las chabolas, y aceleró en irse sin mediar palabra. Si eres un extraño, lo habitual es que te miren con desconfianza cuanto más te acercas a la entrada principal. Dando un rodeo hacia el otro lado, el que pega con la calle Parque Sierra de Castril, los hay que sí aceptan hablar. Aunque sean unas pocas palabras.

"Esto no es solo lo que cuentan por ahí", responde un chaval que aún vive en las chabolas. Viste una sudadera roja y unos vaqueros gastados, y defiende el lugar en el que nació. "La gente piensa que aquí estamos todo el día pegando tiros, y no es así", admite. Lo acompaña otro joven –ambos aparentan estar en la veintena– junto al que fuma un cigarro de espaldas al poblado, pegados a la carretera que rodea el terreno del Vacie. Este último no abre la boca en los pocos minutos que permanecen allí, pero el primero también explica que tanto él como sus vecinos han nacido, crecido y vivido siempre en el poblado. "No conozco otra cosa", resume. Ninguno permite captar su imagen o mencionar sus nombres.

Muchos de los que ya no están tratan de adaptarse a una nueva vida en entornos muy distintos. Los desalojos comenzaron hace años, desde que fueron impulsados por el Ayuntamiento de Sevilla. Las medidas de protección y control sobre el asentamiento también parecen reforzadas, sobre todo con la instalación de una U.T.S. a escasos metros de las chabolas, una instalación dependiente de los Servicios Sociales en la que rotan turnos de mañana, tarde y noche. Antes, los vecinos del Vacie iban de vez en cuanto a otro centro público comunitario, el de Los Carteros, en Pino Montano.

"Que van a cerrar el Vacie es algo que lleva diciéndose mucho tiempo, y aquí sigue"

Juan trabaja allí desde hace más de un año, y ese día atiende en el mostrador desde que amanece y hasta las siete de la tarde. Es el primero que duda de que en los próximos tres años logren cerrar el espacio de forma definitiva. "Esto se lleva diciendo durante mucho tiempo. La última vez que recuerdo un anuncio así fue en 2019, y fíjate dónde estamos", reflexiona. Su día a día en las proximidades del Vacie suele ser tranquilo. Al menos en su caso, hasta ahora no ha tenido problemas ni tampoco ha oído de algún altercado que se extienda más allá de las fronteras invisibles del poblado.

De hecho, son literalmente invisibles. "Pusieron unos barrotes para vallar la zona y todo el parque de alrededor y al día siguiente ya se la habían llevado toda", confiesa con ironía. Dando una vuelta por los alrededores se aprecia cómo esta delimitación, que se alza sobre una base de hormigón, ha desaparecido en buena parte del entorno, aunque nada asegura que hayan sido los vecinos del poblado quienes arrancaran el material. En las columnas que unen el cerco hay carteles antiguos que anuncian multitud de conciertos: Camela, David Bisbal o incluso Isabel Pantoja.

Siguiendo los anuncios en línea recta, en una de las esquinas ya pegadas al Vacie, aparece una pequeña caseta de ladrillo en la que, según Juan, "están haciendo una asociación". "Hace poco comenzaron a reunirse allí varias veces al día", asegura. Sin embargo, cada vez quedan menos. Desde que el Ayuntamiento de Sevilla comenzó a vaciar el poblado a lo largo de varias legislaturas y con diferentes colores políticos al frente, muchos ex residentes fueron desplazados a otros edificios de titularidad pública. A fecha de septiembre de 2024, el delegado del área municipal de Barrios de Atención Preferente y Derechos Sociales calcula unas 115 personas que continúan en el recinto.

En una entrevista con El Confidencial, José Luis García deja caer parte de la responsabilidad sobre el anterior Ejecutivo. "Se corrió mucho para vender que ellos [el PSOE] acabarían con El Vacie", considera. Se refiere, por ejemplo, a 12 realojos anunciados en otra legislatura que, según él, no fueron efectivos. Y, por lo tanto, no sirvieron. "Cuando trasladas a alguien que ha nacido en un poblado de chabolas a otra vivienda en un bloque de edificio, se necesita sí o sí un período de acompañamiento e integración. De, como mínimo, unos meses". ¿Cuáles son las consecuencias?

Fraccionar pagos y el 'boca a boca'

Lo que explica el actual responsable es que algunas de esas familias han recibido una orden de desahucio, o tienen procesos abiertos por no pagar deudas, el alquiler o la comunidad. "Nosotros eso lo consideramos un realojo fallido", afirma. Para contrarrestar estos efectos, aseguran que el Ayuntamiento ahora ofrece asesoramiento para ayudarles a controlar sus finanzas, y ha llegado a acuerdos con entidades bancarias para fraccionar los pagos. "Si antes tenían que pagar 100 euros cada mes, ahora pueden poner 50 y alargar el plazo", responde García, miembro del Gobierno popular de José Luis Sanz. Sobre las polémicas palabras del alcalde –que comparó el Bronx con El Vacie y habló de contratar a expertos que ya trabajaron en el distrito más septentrional de Nueva York–, sostiene que no fue más que un error.

"Estos asesores están vinculados a otro proyecto que aún no hemos anunciado. Todo ha sido una confusión". Sí existe una unidad compuesta por 25 profesionales que "hacen seguimiento y acompañan" a las familias del poblado en el camino a una nueva vida durante, aproximadamente, dos años. Las viviendas en las que se realojan son todas de obra pública, alguna incluso con opción a compra. La necesidad de tanto acompañamiento responde a que todas las personas que vivían en las chabolas nacieron y crecieron en ese micromundo. "Muchos no conocen otra forma de convivencia", detalla el delegado de Barrios de Atención Preferente. "Es un cambio radical, pero creemos que los primeros casos de éxito pueden provocar un efecto llamada que, gracias al boca a boca, anime a quienes aún duermen en El Vacie", concluye.



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