El cazador de edificios brutalistas que descubrió su pasión repartiendo comida a domicilio

El cazador de edificios brutalistas que descubrió su pasión repartiendo comida a domicilio

Alejandro García Alcántara comenzó a interesarse por el brutalismo durante su adolescencia, mientras veía los documentales de parkour que protagonizaba uno de sus ídolos, David Belle. “Yo veía los videos que se grababan en París, y todos mostraban este tipo de edificios. Estaban ubicados en los barrios periféricos de la ciudad y todo era puro hormigón”, describe. “Además, los videoclips de hip hop francés tenían un estilo similar. Al final, parece que todo tenía un ambiente un poco relajado”.

Aquellas arquitecturas quedaron grabadas en la mente del joven Alejandro. Solo hacía falta reactivarlas unos años más tarde. Y todo ocurrió trabajando de repartidor de comida a domicilio. “Fue en torno al 2021. En esa época, empecé a registrar en mi móvil los edificios que encontraba mientras trabajaba en el barrio de Hispanoamérica, en la zona de Bernabéu, Castellana y alrededores”, recuerda de aquellos inicios, y de una zona plagada de imponentes construcciones. Seguidamente, su cuenta de Instagram, @madrid_brutalism, apareció como un verdadero tesoro para amantes de las grandes moles y los bloques de cemento.

“Decidí crear la cuenta de Instagram para documentar y compartir todo lo que iba descubriendo, ya que noté que no había nada dedicado a la arquitectura brutalista madrileña”, confiesa. “Ya seguía cuentas similares de otros países que cubrían el brutalismo soviético, inglés y otras variaciones, pero aquí no había nada parecido”.

Madrid Brutal

Y ahora, ese trabajo, con nuevas fotografías y un certero mapa, aparece en formato libro. Con un título clarividente: Madrid Brutal. Lo edita, primorosamente, La Librería, que no suele fallar con este tipo de contenidos —van ya por su segunda edición—. “Con el tiempo, pensé que sería una buena idea documentar estos edificios con una cámara de calidad y crear un libro”, añade de una obra a la que se deben sumar las instantáneas del fotógrafo Luis Carrón.

Alejandro es diseñador gráfico y editorial, por lo que no le costó idear una maqueta. “No tenía la intención de publicarlo formalmente; lo concebí más como un proyecto personal, quizás para autopublicarlo”, reconoce el madrileño, criado en la sierra de Guadarrama, entre Collado Mediano y Torrelodones, donde poca arquitectura brutalista pudo descubrir. “Allí había poco que ver”, dice con una sonrisa.

El libro se divide en varias secciones: arquitectura residencial, religiosa, escolar, institucional, administrativa, comercial y otras arquitecturas. Esta clasificación ayuda a organizar el contenido y facilita a los lectores explorar los diferentes aspectos de las edificaciones, que en su apartado final también pueden buscarse por arquitecto. “Mi idea para el libro era dividirlo por distritos”, comenta. “Sin embargo, después de discutirlo con la editorial, decidimos que clasificarlo por tipología arquitectónica sería más práctico. Esto se debe a que algunos distritos, como el centro, apenas tienen uno o dos ejemplos, mientras que otros tienen muchos más. Dividirlo por tipología permitió equilibrar mejor la cantidad de ejemplos en cada sección”.

Arquitectura residencial

Entre los residenciales hay auténticas joyas semidesconocidas, como la torre de viviendas de Pinar de Chamartín. Una urbanización de lujo, compuesta de 23 plantas, que fue realizada “con una enorme sinceridad constructiva”, combinando “bloques prefabricados de hormigón, hormigón visto y una celosía central de acero que oculta la zona de los tendederos”.

Alfredo Pascual

También es fácil encontrar highlights del fenómeno brutalista, como es el caso de las suntuosas pirámides de Potosí, del afamado Luis Gutiérrez Soto. “Lo que más destaca de este edificio son sus planos inclinados hacia el parque de la calle Víctor Andrés Belaunde y la calle Bolivia, algo que llama la atención de los transeúntes no acostumbrados a ver en su día a día este majestuoso edificio”, escribe García en el libro. “Cabe destacar también las terrazas y las jardineras de obra en bancadas. Toda la piel del edificio se realizó a través de cerramientos prefabricados de hormigón, un uso muy común en la época”.

Alejandro insiste en que la obra que ha hecho junto a Carrón no es un texto técnico. “Está diseñado para ser una obra amena y accesible para el gran público, ofreciendo una perspectiva cercana sobre la arquitectura brutalista en Madrid”, dice. Sin embargo, el libro, con su formato cuadrado, las fotos grandes y los pequeños textos, que ayudan a entender la importancia de los edificios, funciona perfectamente. Y permite hacerse una idea del enorme legado arquitectónico que hay todavía en Madrid por rescatar, poner en valor y, quién sabe, contextualizar con el momento, el barrio y sus habitantes. Una herencia que muchos aún no han descubierto.

Valorado por generaciones más jóvenes

El interés por el brutalismo parece estar creciendo, especialmente entre las nuevas generaciones”, reconoce García, que destaca entre sus valores, el encanto contracultural. “No es tan universalmente apreciado como otros estilos más tradicionales, como el gótico de las catedrales de León o Burgos, que son generalmente admirados por su estética. Al principio, muchas personas no lo aprecian porque puede parecer tosco o geométrico”. El brutalismo, a menudo visto como un estilo más de nicho, está ganando reconocimiento a través de las redes sociales y otros medios, según indica.

Al hablar de sus favoritos, el edificio que más le fascina es el Edificio Princesa, diseñado por Fernando Higueras y Antonio Miró, ubicado en San Bernardo. Y aunque no sea su preferido, Torres Blancas es probablemente el más icónico y popular entre el público en general. También le gustan mucho las obras de José Luis González Cruz, un arquitecto que, en su opinión, representa el brutalismo en su forma más pura. Aunque tanto Torres Blancas como el Edificio Princesa son ejemplos de brutalismo, estos incorporan elementos del movimiento organicista, con formas más naturales, vegetación abundante, y líneas curvas. En contraste, las obras de González Cruz son más ortodoxas y se acercan al estilo brutalista iniciado por Le Corbusier.

González Cruz, el brutalista tipo

De González Cruz, entre las obras que pueden disfrutarse si se pasea por Madrid —incluidas en su libro—, están el Bloque de viviendas Federico Rubio, el Centro de clasificación postal Madrid Chamartín, el Edificio LGM o el Hotel Princesa Plaza. El año pasado, García contaba cómo había sido su último hallazgo del también urbanista y diseñador: “Una de las partes que más disfruto, si no la que más, de todo esto que hago, es la exploración. Disfruto mucho el proceso de pasar horas mirando el satélite, el streetview, haciendo listas, etc. Así fue cómo descubrí esta increíble urbanización situada en Arturo Soria y construida en 1991 por el prestigioso arquitecto José Luis González Cruz”.

Hoy cuenta con casi 400 publicaciones, donde se mezclan todo tipo de construcciones. Siempre con ese punto inquieto y diferenciador que ofrece el brutalismo creado en la capital. “Evidentemente, hay algunas repeticiones, pero el proyecto sigue creciendo”, se sincera. “Aún hay muchos lugares por descubrir. Aunque es cierto que el número de edificios brutalistas es limitado, siempre aparecen nuevos lugares o perspectivas interesantes. Intento no repetirme demasiado y publicar edificios menos conocidos que quizá no tienen tanto tirón como Torres Blancas, pero que también merecen ser vistos”.

Brutalismo Made in Spain

Además, hay que añadir su spin-off, otro perfil que ha realizado, este centrado en el brutalismo nacional. “Este proyecto lleva un par de años en marcha”, apunta. “Poco a poco voy visitando lugares con mi cámara para documentarlos. Es más complicado porque hay que desplazarse, pero trato de aprovechar mis viajes. Por ejemplo, ahora estoy yendo al norte y planeo documentar algunos lugares en Cantabria. Me gestiono el proyecto yo mismo, aunque a veces recibo aportes de otras personas o encuentro información por Internet. También utilizo Google Maps para buscar y hacer listas de edificios en cada ciudad”. Su objetivo es crear un gran archivo de arquitectura brutalista en España, “y espero que algún día pueda convertirse en un libro o una obra gráfica”.

De momento, material para una segunda parte de este Madrid Brutal parece que hay. “Sí, definitivamente”, reconoce. “Madrid tiene muchísimo más por explorar y documentar. Estoy seguro de que hay muchas más historias y edificios por descubrir. Me pondré a trabajar en ello”.



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