"Sufriremos". Así de claro se ha mostrado el ministro Óscar Puente desde las obras del AVE en Almería en referencia a los problemas que sufre la red ferroviaria desde hace varios meses y que tienen en Madrid su epicentro. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible ha mostrado su disposición a acudir al Congreso de los Diputados a dar explicaciones detalladas sobre la situación, pero ha anticipado que el colapso se mantendrá durante un tiempo indeterminado. A los problemas habituales se han sumado en las últimas semanas las incidencias relacionadas con los trenes Avril (S106) construidos por Talgo, que estaban llamados a solucionar la carencia de material rodante y se han convertido en un quebradero de cabeza para el Ejecutivo.
El dirigente socialista ha puesto todas sus esperanzas en la llegada de 500 nuevos trenes adquiridos por el Gobierno socialista y que deben empezar a aterrizar en las vías del país en los próximos meses. A finales del pasado año Puente anunció la incorporación de estos convoyes, la mayoría de los cuales irán para las redes de Cercanías de Madrid, País Vasco, Asturias y Cantabria y las Rodalies de Cataluña. En este paquete estaban incluidos los Avril que llegaron para desplegar la alta velocidad al corredor norte, hacia Galicia y Asturias, y que protagonizaron uno de los incidentes más llamativos tras quedar bloqueado en el túnel entre Atocha y Chamartín durante dos horas."Las cosas llevan tiempo, esto no es de un día para otro", ha reconocido Puente en una llamada a la paciencia al tiempo que ha admitido que la solución no será inmediata. A las 500 incidencias que han sumado los Avril desde mayo, hay que sumar los problemas propios de un material rodante que sufre "obsolescencia". El titular de Transportes ha recordado que en España no circula un nuevo tren de Cercanías desde 2008 y que en alta velocidad el parón duró 14 años, desde 2010 hasta la llegada, hace unos meses de los polémicos trenes de Talgo por los que Renfe tiene previsto pedir una compensación económica a la empresa fabricante.
Según el relato del ministro socialista, la situación de caos es el resultado del proceso de renovación del material y de las "obras de adaptación" de la red ferroviaria al tiempo que se registran récords de tráfico en las líneas sobre todo por la llegada de la liberalización de la alta velocidad y la presencia de operadores privados como Ouigo, propiedad de la SNFC francesa, e Iryo, la alianza entre Trenitalia y las españolas Air Nostrum y Globalvia. "No es por falta de inversiones ni porque estemos con las manos cruzadas", ha sentenciado el titular de Transportes, que ha asegurado que los fondos dedicados por el Gobierno a las infraestructuras ferroviarias son "cuantiosísimas".
El ministro de Transportes se ha referido específicamente a la situación de Madrid, el origen de la mayor parte de las líneas de alta velocidad del sistema radial del país. "Tiene dos estaciones que no tienen la dimensión necesaria para los tráficos que se están registrando", ha expresado Puente en referencia a las estaciones de Atocha y Chamartín. Esta última es la que sufre los mayores colapsos, aunque en el Gobierno esperan que en octubre empiece a mejorar la situación cuando se pongan en uso parte de las ampliaciones que están en marcha y el vestíbulo aumente su superficie.
Puente ya expresó el lunes su voluntad de acudir al Congreso, tal y como ha reclamado el PP, para dar más detalles de la situación, ya que considera que las acusaciones de la oposición están "faltas de rigor". "Las cosas tienen explicación", dijo en la entrevista en Radio Nacional de España, en la que también hizo alusión a los problemas generados por Talgo y aseguró que la empresa española "se ha puesto las pilas" después de los incidentes con la serie Avril. Desde que estalló la polémica, según explicó el exalcalde de Valladolid, la compañía ha enviado un técnico a cada tren y otro más en el centro de gestión de mando.
En los días previos, según Puente, las incidencias de este material rodante se habían reducido considerablemente y "ninguna ha sido crítica", como ocurrió con el citado bloqueo en el túnel entre Atocha y Chamartín. Algunos de los pasajeros, después de dos horas dentro del convoy sin aire acondicionado acabaron por romper las ventanas del tren para bajar la temperatura.
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