Exhibir naturalidad y saber conectar con el público joven en su hábitat digital es una capacidad que solo unos pocos políticos han conseguido explotar. En la era del scroll infinito, de los vídeos 'relámpago' y de los contenidos etéreos, hace falta reinventarse casi de forma continua. Podemos disfrutó en su día de un gran éxito en las redes, que convirtió en el motor de su mensaje político. Pero Vox no tardó en ganarle esa batalla. Pese a ser un desconocido hasta 2018, Santiago Abascal superó de largo en impacto y seguidores a PSOE y PP, con décadas de implantación. Y aunque mantiene una buena salud digital, a Vox le ha surgido un competidor con una dinámica rompedora que muchos siguen sin explicarse.
La candidatura del propagandista Alvise Pérez a las elecciones europeas no dejó indiferente a la clase política tradicional. Algunos se lo tomaban a chiste, otros no tanto. Pero nadie creía que "un tipo con un teléfono móvil", como verbalizó a puerta cerrada Alberto Núñez Feijóo ante sus barones, conseguiría irrumpir con 800.000 votos en su primera incursión electoral. Y la base de ese éxito radica precisamente en las redes sociales. El líder de Se Acabó La Fiesta (SALF) consiguió algo que ningún otro dirigente había logrado hasta ahora: convertir fans en votantes.
Alberto Núñez Feijóo ha cogido papel y bolígrafo. No para tomar ejemplo de Alvise, de cuyo proyecto reniega. Si no para abrirse un hueco en la jungla digital, más concretamente en TikTok e Instagram. Son los portales más frecuentados por el público joven, ese que se le sigue escapando al PP y que optan por formaciones como Vox o SALF, con una implantación en redes a años luz de los partidos tradicionales.
En Génova admiten haber reforzado los roles de su equipo digital —compuesto por una docena de personas— para convertir las redes sociales en una prioridad dentro de su trabajo diario de divulgación.
Los datos hablan por sí solos. La cuenta oficial del PP tiene 50.600 seguidores en TikTok y 170.000 en Instagram. Son cifras muy similares a las que presenta el PSOE. El contenido de Vox, sin embargo, llega diariamente a casi medio millón de usuarios en TikTok, una cifra que se eleva hasta los más de 740.000 en Instagram. Y Alvise, por su parte, ha conseguido pulverizar ese récord con casi un millón de seguidores en Instagram. Ningún líder político le supera en número de followers en esta red social. Le sigue, de cerca, el propio Abascal (966K); Pedro Sánchez (467K); Yolanda Díaz (353K) y, en último lugar, Feijóo (168K).
"Con una nueva estrategia digital podemos conseguir que el presidente conecte con la gente joven. Él es consciente de que ahora la batalla política se juega en gran parte en las redes sociales. Hay que estar preparados y hacer ese trabajo, porque no sabemos cuándo vamos a tener elecciones", analiza la vicesecretaria de Movilización y Reto Digital del PP, Noelia Núñez, uno de los fichajes que hizo Feijóo durante la última remodelación de Génova, precisamente orientado a rejuvenecer la dirección y acercar el partido a los votantes de menor edad.
Pero, ¿puede un político de 62 años abrirse hueco en la era de los trends, los room tours, los burpees de Llados o las skin routine? ¿O será una nueva estrategia de comunicación fallida? Para Iago Moreno, sociólogo y experto en Política Digital, las posibilidades de éxito son más bien nulas. "Lo que el PP no entiende es que no es automático, que no basta con acercarse a ciertos usuarios para que orbiten a tu alrededor, sino construir tu propio ecosistema de creadores de contenido, de altavoces mediáticos digitales o de activistas, algo que Vox sí ha conseguido mantener".
No obstante, para María José Establés, profesora e investigadora de narrativas transmedia en la Universidad de Castilla-La Mancha, la nueva estrategia de Feijóo tiene todo el sentido. "Hace unos años nos llegó a escandalizar que algunas figuras políticas aparecieran en programas de entretenimiento en la televisión", justifica. A su juicio, el líder del PP "puede ganar con esta incursión para darse a conocer ante una audiencia que, tradicionalmente, no ha sido su base de apoyo mediático".
En el equipo del líder del PP admiten también que la tarea no es fácil. La clave, dicen, es mantener el mensaje, pero llevarlo a nuevos formatos, a nuevas ventanas de comunicación. No cambiar, sino "evolucionar". "Feijóo debe romper con el perímetro de lo tradicional y salir de su zona de confort". Y él ha accedido. "Allí donde hay voto, tenemos que estar", zanjan en su entorno directo.
Los gestos aún son tímidos, pero decididos. Al líder del PP le sigue ahora allá donde va un miembro del equipo de redes con un palo de selfie y un teléfono móvil para grabar sus movimientos y subir cortes de tan sólo unos segundos a TikTok. Feijóo habla en este caso con un tono más desenfadado, directo, con música de fondo e incluso sujetando él mismo el teléfono móvil, al más puro estilo influencer.
@partidopopular Asi celebramos ayer el día de la #música: visitando la asociación Acción por la Música. #actualidad #niños #desarrolloinfantil#españa #feijóo ♬ sonido original - Partido Popular
Un pódcast con Buerbaum y "contactos" con influencers
Más allá del lavado de cara que el PP ha emprendido en las redes sociales más visuales, Alberto Núñez Feijóo ha dado forma a esa nueva estrategia mediática participando por primera vez en un pódcast. Y decidió jugar en el terreno de Alvise para su debut. El líder del PP escogió el programa Worldcast, que conduce el streamer y empresario Pedro Buerbaum, conocido también por ser el creador del famoso negocio de 'pollofres', una especie de gofres con forma de pene.
No era precisamente un foro al que Feijóo estuviera acostumbrado. Buerbaum es conocido por hablar sin pelos en la lengua, y no sin polémica. Entre otras ideas que se agolpan en sus centenares de vídeos, el streamer explica que la "promiscuidad" de los hombres se debe a una "cuestión biológica" o se rebela contra el pago de impuestos a Hacienda, que califica como "medio mafioso". Por Worldcast han pasado personas de distinto corte ideológico —hace poco entrevistó a Pepe Álvarez, líder de UGT—, aunque abundan perfiles como el de Alvise, Abascal o Estévez (dueño de Desokupa).
Pese a los riesgos de la estrategia, que la profesora Establés sitúa en el "perfil aburrido" que puedan atribuirle las nuevas generaciones por la falta de "contenido dinámico y atractivo", Feijóo logró colocar su mensaje en un canal de claro corte neoliberal sin grandes aspavientos, aunque le llovió hate por criticar a Alvise Pérez en un canal repleto de seguidores y votantes de SALF. En Génova creen que la entrevista "ha funcionado" pese a las críticas de los seguidores del partido antisistema, por aquello de que "no existe la mala publicidad", y se abren a intensificar las incursiones en nuevos pódcast. Aseguran, además, que dentro de lo que califican como "política no visible" el equipo de Feijóo está en permanente contacto con otros influencers y transcriptores digitales para "aprender" a adecuar su mensaje al "cuerpo electoral" que habita en las redes.
Feijóo tuvo su primera experiencia en el mundo de los pódcast este jueves, y sigue así el camino que ya han allanado antes Pedro Sánchez o Santiago Abascal. Muy comentada fue la visita del presidente del Gobierno durante la campaña electoral de las generales a La Pija y la Quinqui, donde se declaró swiftie con una copa de vino en mano; o al programa satírico de Cadena Ser 'Hora Veintipico'. El líder de Vox también es amigo de este tipo de formatos y esta misma semana ha visitado el pódcast 'A la de tres' de Lluís García.
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