Países Bajos: los hijos de un país atrapado por el narco

Si este reportaje tuviera banda sonora, un himno que nos acompañara a lo largo de estas páginas y hasta el punto final, sería el rap de un chico de 16 años de uno de los barrios más duros de Áms­terdam, El 6. Palabras mayores cuando varios críos de la zona se entrecruzan los puños en señal de saludo e intercambian el código territorial que han aprendido: un movimiento con los dedos para ilustrar ese número. Orgullo de barrio. Pertenencia. Identidad. Alguno de ellos ya suma cicatrices de puñal y todos esquivan como pueden la violencia que cada día deja bombas y explosiones en sus calles. Bienvenidos a Países Bajos.

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