Al descanso, el duelo ante la emocional Turquía no pintaba bien para Ronald Koeman y sus muchachos. Bajo el ambiente infernal creado por los más de 50.000 fanáticos turcos que conquistaron las gradas del estadio Olímpico de Berlín, Países Bajos se vio en la necesidad de remontar un gol en contra a una selección que bajo la dirección y el descaro de Arda Güler se había hecho con el control del partido. “A menudo nos critican por no reaccionar después de estar por detrás en el marcador, pero reaccionamos. Se ha criticado que otros países juegan más con el corazón, pero hemos mostrado un corazón de león. Somos un país pequeño y tenemos que estar orgullosos de estar en las semifinales”, dijo con satisfacción Ronald Koeman. La sensación generalizada entre el propio técnico y sus futbolistas es que habían cumplido como colectivo. “Demostramos resiliencia y que somos fuertes mentalmente. Podemos hacer algo especial”, apuntó el mediocentro Reijnders.
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