A sólo 24 horas de que se vote en el Congreso la reforma de la Ley de Extranjería, la posibilidad de acuerdo entre Gobierno y PP parece imposible de reconducir. Este domingo, Génova certificó que no veía posibilidad de entendimiento con el Ejecutivo por negarse a aceptar sus exigencias a cambio de su 'sí' a la reforma de la normativa para forzar a las autonomías a acoger a menores migrantes. Y este lunes, en el marco de la Junta Directiva Nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo ha ratificado que ni él ni su partido "cederá a ninguna presión", ni "gubernamental" ni "partidista".
Durante el discurso frente a sus barones, Feijóo ha recuperado el tono duro contra la inmigración irregular, un discurso que ya amarró a lo largo de las últimas campañas electorales para competir con Vox. El líder del PP ha querido situarse en una vía intermedia entre la política de "puertas abiertas" del PSOE y el relato agrio de Vox contra los extranjeros ilegales, pero ha terminado inclinándose más por la segunda corriente. "Solidaridad sí, pero seguridad también. Los españoles tienen derecho a salir tranquilos a la calle", lanzaba.
Hace menos de dos semanas que Vox rompió con el PP en todos sus gobiernos autonómicos por aceptar acoger a 347 menores migrantes en sus territorios procedentes de Canarias y Ceuta. Y Feijóo mantiene que aquella decisión fue la correcta, precisamente en base a la "solidaridad" que, según su relato, siempre ha caracterizado al PP. Pero este lunes ha ido un paso más allá suscribiendo parte del discurso de los ultraconservadores. Los inmigrantes, dijo, "deben respetar nuestros valores, nuestras creencias, nuestra cultura, a las mujeres y a los homosexuales" y los españoles, en definitiva, deben "tener libertad de sentirse seguros en su casa".
Feijóo ha acusado al Gobierno de negarse a negociar con el PP y "desdeñar" sus propuestas a cambio de avalar la ley en el Congreso, que este martes se enfrenta a su primer filtro con la toma en consideración en la Cámara Baja. Aunque el Gobierno sólo necesita más síes que noes, lo cierto es que la norma pende de un hilo por el cerrojazo de Junts, que no participará en la tramitación de la norma salvo que el Ejecutivo se comprometa a aceptar su enmienda para sacar a Cataluña del reparto obligatorio de menores migrantes. Al PSOE le bastaría sólo con la abstención del PP pero, al menos en este momento, los azules están también en el 'no'.
"Los desplantes al PP son continuos. Hace menos de una semana nos llamaban ultras, y unos días después pretenden que aceptemos un trágala. Pues no", negaba Feijóo, que mantenía la mano tendida a negociar si en las próximas horas se produce algún tipo de cesión por parte de Sánchez. "Cada decisión que han tomado esta legislatura ha sido gracias a cesiones a sus socios. Pues si quiere pactar con el PP, tendrá que recorrer el mismo camino, con la diferencia de que las exigencias que nosotros ponemos encima de la mesa son de puro sentido de Estado".
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