Un aroma fresco y dulce embriaga fácilmente al pasar cerca del jazmín. "Los árabes lo llamaron yasaman, que significa regalo de Dios", dice Felipe Castilla, que se encuentra rápido al quite. Estamos en el Real Jardín Botánico, la institución que desde 1774, hace exactamente 250 años, se sitúa en uno de esos rincones singulares y verdaderamente especiales de la ciudad de Madrid.
Lo del Botánico es reseñable porque estos días ha inaugurado un itinerario rendido a la cultura andalusí, ligada a la Península ibérica entre los años 711 y 1492, y que puede disfrutarse de muy variadas maneras. La selección se compone de 15 especies que han sido importantes en al-Ándalus y que han llegado hasta nosotros. A partir de diferentes historias se establece una profunda conexión, que puede disfrutarse de forma independiente —siguiendo un cuidadoso recorrido— o con guías especializados.
"En la página web del Real Jardín Botánico, están disponibles para descarga todas las cartelas, un total de 15, que incluyen información en castellano, árabe y un resumen en inglés", explica Castilla, de la Unidad de Cultura Científica, que se encarga de destacar que el trabajo ha sido coral, junto a la Fundación de Cultura Islámica de España: "Estas cartelas presentan láminas originales procedentes de la biblioteca del propio Jardín Botánico. Además, se puede descargar un folleto y documentación complementaria que ayuda a contextualizar el proyecto".
El Califato y la historia de al-Ándalus
El Real Jardín Botánico alberga una colección extensa y diversa de especies botánicas estrechamente vinculadas a la cultura andalusí. "La historia de al-Ándalus es testimonio de un vasto intercambio cultural y científico", comenta Castilla. "Durante esta época, el Califato de Córdoba se destacó como un centro de conocimiento y una de las ciudades más pobladas, dando a conocer a numerosos científicos e intelectuales que dejaron una profunda huella en nuestra cultura. La correcta distribución del agua y la aclimatación de nuevas especies botánicas de Asia, el Oriente Mediterráneo y el norte de África fueron claves en este desarrollo".
Los diferentes paseos que pueden establecerse por el Botánico permiten también disfrutar de este ambiente, aunque de forma reducida. "Entre las especies seleccionadas para nuestro Itinerario Andalusí, destaca el ciprés, una especie leñosa originaria del Oriente Mediterráneo que ya estaba presente en la cultura grecorromana. En un rincón especialmente bello del jardín, cuatro cipreses rodean un pequeño estanque, recordándonos la importancia del agua en los jardines andalusíes", comenta Castilla de unos espacios que también estaban diseñados con acequias, manantiales, fuentes y arroyos, creando un viaje en torno al agua que realzaba su belleza y funcionalidad.
Cipreses y 14 especies más
El ciprés, con su follaje perenne y siempre verde, cuyo nombre científico significa precisamente "siempre verde", es una de las especies más emblemáticas de estos jardines. "Su porte elevado hacia el cielo simboliza la espiritualidad, una simbología que se originó en la cultura grecorromana, fue adoptada por el cristianismo y se mantuvo durante la época andalusí", apunta y destaca como en los jardines andalusíes, el ciprés no solo aportaba belleza y sombra, sino que también era un símbolo de eternidad y conexión espiritual, reflejando el profundo aprecio por la naturaleza y el entorno.
El recorrido ofrece una muestra representativa de un legado que se remonta a la Alta Edad Media y que tiene orígenes que van desde el Extremo Oriente hasta el Magreb. A través de él, es posible explorar la rica herencia agraria y paisajística de aquella época, que sigue presente en nuestro entorno actual. "La selección de plantas para nuestro itinerario andalusí se ha realizado considerando sus múltiples usos ornamentales, alimentarios, forrajeros, aromáticos, medicinales y simbólicos. Cada planta elegida tiene un propósito específico, reflejando la riqueza y diversidad de los jardines históricos", continúa Castilla, que seguidamente menciona las especies más características, como granado, olivo, higuera, limonero, ajo, cebolla, berenjena y alcachofa, que se asocian a nuestro paisaje cotidiano y son fundamentales para la alimentación. También incluye plantas utilizadas como especias y condimentos, como romero, hierbabuena, albahaca, orégano, canela y clavo.
Conocimiento práctico y espiritualidad
"Hemos dado especial importancia a las plantas perennes, aquellas que mantienen su follaje durante todo el año, aunque también hemos incluido algunas que pierden sus hojas en invierno. La selección abarca una variedad de árboles y arbustos, asegurando una representación completa de las especies utilizadas en los jardines andalusíes", dice de unas plantas que no solo embellecen el paisaje con su presencia ornamental, sino que también tienen un papel funcional en la alimentación humana y animal, ya que proporcionan condimentos, tienen propiedades medicinales y poseen un significado espiritual y aromático.
Unas plantas que además se cultivaban y seleccionaban por sus frutos más grandes o por los aromas más intensos que producían, lo que permite hacerse una idea de lo avanzado de su conocimiento en la selección de especies. "Este progreso científico convirtió a los agrónomos de la época en verdaderos sabios renacentistas, expertos en el cuidado de las plantas y valorados por los poderosos de entonces", señala de unos jardineros que nos legaron importantes tratados de agricultura y botánica, que posteriormente van a influir en nuestra época.
De hecho, esta combinación de conocimiento práctico y espiritualidad reflejaba la filosofía de vida de la época, donde la ciencia y la naturaleza se integraban armoniosamente. "Los huertos no solo eran lugares de producción y experimentación, sino también de contemplación y aprendizaje, demostrando el profundo respeto y conexión que los andalusíes tenían con su entorno natural", añade.
Otros modelos de jardines
Entre los ejemplos más notables repartidos por la Península se encuentran los jardines de la Alhambra y el Jardín Botánico Nazarí en el municipio granadino de Vélez de Benaudalla. También son importantes el patio del Yeso en el Alcázar de Sevilla y el Patio de la Contratación, en la misma ciudad.
A diferencia del conocido modelo de crucero, que simbolizaba el vergel espiritual, los jardines andalusíes abarcaban una gran variedad de diseños. Cada jardín era una manifestación única del aprecio que los andalusíes y los musulmanes de la Edad Media sentían por la naturaleza.
Olivos, granados y laureles
Y sobre la selección de especies, Castilla destaca el olivo, con gran presencia en muchas culturas, incluida la andalusí. "Autóctono de la Península ibérica y de toda la cuenca mediterránea, su forma original es el acebuche", apunta: "Los olivos han sido utilizados principalmente por sus numerosos usos culturales, como la producción de aceites, ungüentos y aceitunas".
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R. Badillo
El laurel también le resulta llamativo. "Es una planta que sí es autóctona de la Península ibérica y que ya se utilizaba en otras culturas, pero es una planta que da sombra, que da frescor, y que también tiene un uso condimentario, además de antiséptico, ahuyenta a los insectos", recuerda. Otra planta muy interesante de los jardines andalusíes era el mirto, conocido como el arrayán morisco. "El mirto o el arrayán morisco es una subespecie que se da en la Península ibérica y que era la que se utilizaba en ese viaje del agua que he comentado anteriormente, sobre todo para formar setos y paredes verdes que podían llegar a medir dos metros de altura", concluye.
En el Itinerario andalusí del Real Jardín Botánico es fácil descubrir esta rica herencia cultural y científica, una visión completa de la utilidad y belleza de estas especies, que invita a los visitantes a descubrir y apreciar la riqueza botánica y cultural de los jardines históricos.
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