Cuando entrar en el equipo del barrio es como fichar por el Real Madrid: "No buscamos ni Messis ni Cristianos"

Cuando entrar en el equipo del barrio es como fichar por el Real Madrid:

El griterío de los niños se convierte en la sintonía oficial de las calles madrileñas. Por todos los barrios de la capital desfilan una mezcla de camisetas de fútbol de clubes de barrio y de diversos equipos más reconocibles: Manchester City, Atlético de Madrid, Real Madrid, Chelsea, Inter de Milán. Se respira fútbol en los aledaños de los campos de fútbol base de Madrid. Balones en los pies, pases temerarios a la calzada, risas, la ilusión de los grupos de amigos. Tiempo de pruebas en los clubes de la capital.

"Tú pásamela siempre a mí, que voy a estar en banda y te desmarcas para que te la centre al área", susurra un niño, de unos nueve años, a otro antes de entrar en el terreno de juego, donde ya pelotean otros chicos y el entrenador encargado de las pruebas comienza a poner conos. Confidencias antes de una prueba que suscita emoción entre los más pequeños. Se juegan entrar en un club de barrio, pero para ellos es como entrar al equipo de sus sueños.

Los padres se agolpan en las barandillas colindantes al césped artificial. "Todos los niños sueñan con ser futbolistas, estos días solo piensan en fútbol, solo hablan de fútbol, prácticamente comen fútbol", cuenta Julián, un padre que ha llevado a su hijo al campo de fútbol del Canal de Isabel II a hacer las pruebas con el ADC Malasaña.

No solo niños, sino que muchas niñas copan parte de los horarios de las pruebas de acceso. "Ha habido un boom del fútbol base femenino, el verano pasado mi hija se me acercó y me dijo que quería apuntarse a un equipo con sus amigas y ahora para ella es una obsesión", narra Carlos, que lleva a su hija Carlota de la mano al campo de fútbol. Ella cuenta que quiere ser "como Aitana la futbolista, no la cantante".

"Buscamos completar equipos y mantener grupos cuando los chicos son más pequeños. Más mayores sí que buscamos más técnica"

Hay mucho movimiento en las pruebas de los equipos de barrio. Ríos de padres y sus hijos entran y salen de las instalaciones deportivas. Incluso las terrazas de los bares de la zona tienen a familias consumiendo. "Este año especialmente estamos viendo mucho gentío", apunta Víctor, entrenador de la categoría infantil del Celtic Castilla. "Además, es todo una locura porque compartimos campo con el Malasaña y el Chamberí y es complicado gestionar las pruebas", añade.

¿Qué buscan a la hora de seleccionar a los chicos y chicas para los equipos? "Buscamos completar equipos y mantener grupos cuando los chicos son más pequeños, luego según van siendo más mayores sí que buscamos más técnica”, explica el míster del Celtic Castilla.

Dos padres ven a sus hijos realizar las pruebas de acceso a un equipo. (L. V.)Dos padres ven a sus hijos realizar las pruebas de acceso a un equipo. (L. V.) Dos padres ven a sus hijos realizar las pruebas de acceso a un equipo. (L. V.)

Mientras en unos clubes son más selectivos a la hora de incorporar a las jóvenes promesas a su plantilla, otros lo hacen de forma diferente. "Nosotros no le decimos que no a ningún niño, aceptamos a todos los que quieran jugar", afirma José Manuel Gutiérrez, presidente de la Escuela de Fútbol Villa de Madrid. “Si hace falta hacer más equipos de una sola categoría, se hacen, nuestra vocación es enseñar a los niños las bases de este precioso deporte y todo aquel que quiera venir estará en el equipo", argumenta el presidente del club.

"Aquí no buscamos ni Messis ni Cristianos, sino jugar al fútbol, fútbol real", esgrime José Manuel Gutiérrez, que reconoce la complejidad de lidiar con "padres que se creen que su hijo es el mejor y que te exigen que su hijo tenga que jugarlo todo". Además, la relación entre los padres y el equipo es otro de los melones por abrir: "Muy pocos padres se involucran con el club, sueltan aquí al niño y se desentienden. Y si lo quieren llevar a otro sitio, lo llevan a otro sitio".

El presidente del EF Villa de Madrid, José Manuel Gutiérrez. (L. V)El presidente del EF Villa de Madrid, José Manuel Gutiérrez. (L. V) El presidente del EF Villa de Madrid, José Manuel Gutiérrez. (L. V)

¿Puede surgir un diamante en bruto del fútbol en un equipo de barrio? "Claro que sí, pero esos jugadores no duran nada en estos equipos. Ya desde muy pequeños, a los que se les ve que son buenos, llega el Madrid o el Atleti y te los ficha. Tienen una red de ojeadores por toda la comunidad autónoma y no se les escapa ni uno", cuenta el presidente del EF Villa de Madrid.

Lo que claramente se vislumbra estos días es la cantidad de niños que cambian de un equipo a otro. ¿La razón? "Algunos porque un amigo quiere irse a otro club y todos le siguen, otros porque creen que son mejores y quieren hacer las pruebas en un equipo que está varias categorías por encima, hay diversidad de opciones", cuenta Pablo, que tiene a tres hijos jugando al fútbol. "Lo que es una realidad es que los equipos de barrio todos los años están en constante reconstrucción, parecen los equipos de mitad baja de tabla de la liga", explica el padre.

Lejos de todos los focos, de los grandes estadios, de los grandes equipos, el fútbol base late fuerte en Madrid. El barrio se convierte en el Wembley personal de cada niño, que tras apagar la televisión después de ver el partido de su equipo, se enfunda las botas, coge el balón y va a jugar lo que para él o ella será como una final de la Eurocopa.



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