Fue uno de los proyectos más queridos de Javier Lambán como presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza: convertir en Parador una parte del Monasterio cisterciense de Veruela. La misma donde estuvo la Hospedería en la que Gustavo Adolfo Bécquer escribió Cartas desde mi celda. Para ello, en marzo de 2004, trasmitió la propiedad a Turespaña, pero, veinte años después, y cuando ya se han invertido 25 millones de euros, sigue sin fecha de inauguración. Así, la que iba a ser la gran infraestructura hotelera de la comarca del Moncayo, permanece varada a falta de las obras finales y el amueblamiento, con el consiguiente deterioro de lo ya ejecutado. En Fitur, la actual presidenta de Paradores, la exministra Raquel Sánchez, anunció la apertura para 2025, pero los episodios anteriores y los plazos de las licitaciones invitan al escepticismo.
"Desde la Diputación —escribe Lambán en sus memorias—, queríamos convertirlo en motor turístico de una de las zonas más bellas de la provincia, bajo el Moncayo y junto a la monumental Tarazona". Con ese objetivo, explica que lo intentó con Aznar, sin éxito, y con Zapatero, que sí le escuchó. Hecho el acuerdo en 2004, en 2008 se colocaba la primera piedra. "Incomprensiblemente, está prácticamente acabado desde 2017, se han invertido 25 millones de euros por parte de Paradores y no ha habido manera de inaugurarlo, con el consiguiente deterioro, además, de las nuevas instalaciones. De modo que lo que siempre creí que sería la principal huella positiva de mi paso por la Diputación, la desidia del Gobierno de España está a punto de convertirlo en un auténtico fracaso", lamenta en su libro.
Pese al volumen invertido, las partidas han sido a veces pequeñas y además no se ejecutaban, lo que ha alargado reiteradamente la obra. A día de hoy, el ala barroca del monasterio tiene construidas 85 habitaciones, dispuestas en cinco plantas. Se han habilitado salones con capacidad para banquetes de hasta 800 personas y unas cocinas acordes. También un gran aparcamiento subterráneo. Ahora, con el deterioro añadido por no concluir las obras. Las personas que lo han visitado así lo reflejan, mientras muestran su indignación por esta desidia en el uso de dinero público y porque la comarca no disfrute ya de este equipamiento para su mejor desarrollo.
El alcalde de Vera de Moncayo, el municipio donde está el monasterio, Ángel Bonel, teme nuevas demoras. "Ahora hay pendientes dos proyectos, el de ajardinamiento, ya en marcha, y otro para adecuar el edificio a la nueva normativa. Hay que tener en cuenta que el original es de 2008 y han cambiado algunas condiciones. Después, tiene que venir el amueblamiento y el equipamiento de las cocinas. No soy optimista y me temo que nos vamos a ir a 2028, año del centenario de Paradores, que la empresa pública quiere celebrar teniendo cien abiertos; a esa fecha… sí creo que llegaremos".
Muralla, jardines y claustro nuevo
Turespaña ha licitado recientemente las obras de conservación y adecuación de los paradores de Cuenca, Lerma, Carmona, Mérida, Jaén, Veruela, Olite y Tortosa por más de 13 millones de euros ,con cargo de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. El plazo de presentación de ofertas concluía este 2 de mayo, con un plan de ejecución de entre 12 y 24 meses. Las obras correspondientes al Parador de Veruela ascienden a 3,6 millones de euros para restaurar e iluminar la Muralla, los Jardines Históricos y el Claustro Nuevo.
El diputado delegado de Veruela y alcalde de la vecina Borja, Eduardo Arilla, coincide en reivindicar que se aceleren las obras. "Todos los avances son buenas noticias, pero tras tantos años el único anuncio que nos vale es la fecha de inauguración. En los últimos años, Turespaña ha seguido actuando: se construyó la escalera de emergencia que estaba pendiente, van a empezar las obras para la puesta a punto definitiva del edificio y se acaban de sacar a concurso los trabajos de la muralla y los jardines. Y en los presupuestos del Estado está la partida para que Paradores equipe y amueble el establecimiento una vez que Turespaña se lo entregue totalmente acabado. Dicho esto, la realidad es que el parador no está terminado y falta el empujón final. Por eso insistimos en que no queremos más anuncios ni fechas, queremos realidades".
"No creo que las relaciones del PSOE aragonés con el Gobierno de Sánchez hayan influido en los retrasos y sí que ha habido mala suerte -dice el alcalde, que lo es por el PP-. Con el procés, nos adelantó el de Lérida; con el terremoto de Lorca, se impulsó el de allí. Y cuando el nuestro ya parecía lanzado de la mano de la ministra Reyes Maroto, llegó la pandemia. Ahora vamos otra vez a ritmo de poco a poco, así que soy pesimista. En Vera estamos deseando otorgar la licencia de apertura, porque el Parador va a ser un antes y un después en nuestra economía. Además de la agricultura y la ganadería, ya tenemos cierta actividad turística por el atractivo del monasterio y del Moncayo. Pero con el Parador entraremos en otro nivel".
La primera piedra
La primera piedra del parador de Veruela se colocó en julio de 2008. Entonces se anunció que el establecimiento abriría sus puertas en 2011, pero una vez que Turespaña acabó esa primera fase de las obras, el proyecto quedó paralizado. En marzo de 2014, la Diputación de Zaragoza se comprometió con la Secretaría de Estado de Turismo a ejecutar actuaciones complementarias que están hechas desde hace más de cinco años. Así, la Diputación construyó los accesos para vehículos y el aparcamiento de autobuses, amplió una puerta en la muralla para permitir el paso de vehículos grandes, hizo los caminos perimetrales de evacuación y cedió a Endesa una línea de alta tensión para que pueda abastecer al Parador.
Sin embargo, la realización de esos trabajos no ha ido acompañada de la finalización de las obras. En enero de 2016, Turespaña comenzó la construcción del aparcamiento subterráneo y la urbanización de la explanada situada frente al establecimiento, pero una vez terminadas el proyecto volvió a paralizarse. En total, la inversión en el Parador de Veruela está próxima a los 25 millones de euros, de los cuales más de dos millones han sido aportados por la Diputación de Zaragoza mediante la ejecución de las mencionadas obras complementarias y las restauraciones realizadas en varias dependencias del futuro Parador a través de distintas escuelas taller.
Del románico al gótico
El Monasterio de Veruela es una abadía cisterciense del siglo XII que suma arquitecturas desde el románico y el gótico, que constituyen el corazón del complejo monacal, hasta las ampliaciones posteriores del renacimiento y el barroco. Después, ha tenido varias vidas. Con la desamortización, y gracias a que una junta de gentes de Borja y Tarazona lo salvaron de la ruina, pasó a ser hospedería. Más tarde se instalaron los jesuitas y, en 1976, el Estado lo cedió a la Diputación Provincial. Esta institución lo ha restaurado con primor y lo ha convertido en un lugar de merecida visita. Muralla y jardines dan paso a la Iglesia, el Claustro, la sala capitular, la cilla o el refectorio. Además, ofrece actividad cultural propia, con exposiciones, conciertos o cursos.
Este monasterio está en el imaginario de escritores y poetas, y amantes de la cultura en general, porque allí vivieron durante unos meses de 1864 los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer, que hallaron en Veruela un lugar romántico por excelencia. El poeta escribió allí las Cartas desde mi celda y Valeriano realizó abundantes pinturas y grabados, muchos de los cuales reflejan el entorno y sus gentes. El Parador se construye sobre el ala este del complejo monacal, en la zona de época barroca, precisamente donde estuvo la hospedería en la que se alojaron los Bécquer.
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