El acusado de enviar las cartas explosivas asegura que todo es un error: "Yo estaba preparando una bengala para el dron"

El acusado de enviar las cartas explosivas asegura que todo es un error:

El jubilado burgalés Pompeyo González sostiene que todo ha sido un error, que él no ha enviado ninguna carta incendiaria y que los indicios que le acorralan tienen una explicación mucho más sencilla: "Yo estaba preparando una bengala para el dron". La Audiencia Nacional le juzga por un delito de terrorismo con resultado de lesiones y otro de fabricación de explosivos, pero durante su declaración de este jueves, lo negó todo:

—Fiscalía: "En la extracción de su teléfono, usted realizó en abril de 2021 dos consultas: '¿Si la pólvora se envuelve con clavos puede explotar?' y '¿si no se hace bien la mezcla de la pólvora puede encenderse?'

—González: "Bueno, yo puedo mirar... Si estoy haciendo una bengala, te salen muchas cosas. Igual te sale un vídeo de... Yo qué sé, de un invento de lo que sea. Pues saldría eso. Y, a lo mejor, pues... Sí, no sé".

—Fiscalía: "Y el 15 de septiembre de 2021, una búsqueda sobre paquetes bomba, que ya no es cosa de bengalas..."

—González: "Sí, pero, exactamente, cuando uno busca bengalas, te salen paquetes bomba y, hasta yo qué sé, hasta cómo se hace la bomba atómica".

Alejandro Requeijo

La Fiscalía pide 22 años de cárcel y le acusa de enviar cartas con material incendiario a seis objetivos en noviembre de 2022: el palacio de la Moncloa, el Ministerio de Defensa, el aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz en Madrid, una empresa de armamento en Aragón y las embajadas de Estados Unidos y Ucrania. En el caso de esta última, un vigilante de seguridad resultó herido por la explosión del artefacto.

Los investigadores cuentan con toda clase de indicios. Desde un informe que constata que su ADN coincide con el hallado "en las diferentes partes internas de los artefactos” hasta sus compras de "un kilo de nitrato potásico puro, cable con mecha, interruptores, filamentos de cobre y bombillas incandescentes". Él insistió este jueves en que tiró la mayoría de estas compras "a un contenedor cerca de casa" y en que "hay gente que va al contenedor a coger cosas".

También destacó que los buzones de su bloque "aparecen abiertos de vez en cuando". "A mí me han cogido los datos de recibos y tal. Y ya desde entonces tengo todos los recibos por Internet. Incluso de Amazon me vienen paquetes que he pedido vacíos". A preguntas de la fiscal, reconoció haber comprado los mismos sobres que se utilizaron para los envíos, pero él los utilizó "para empaquetar postales".

El jubilado Pompeyo niega que enviara las cartas explosivas y que quisiera alterar la paz

La hipótesis de los investigadores se centra en un "autoadoctrinamiento" por canales tradicionales que le llevó a radicalizarse a favor de Rusia en su guerra con Ucrania. “En el ánimo de dicho procesado está presente tanto el objetivo de alterar la paz pública, transmitiendo el mensaje de que nos encontramos ante unas acciones efectuadas por personas vinculadas a Rusia (...), como obligar a los poderes públicos de nuestro país a abstenerse del apoyo mostrado a favor de Ucrania frente a la agresión rusa”, concluyó el magistrado José Luis Calama a la hora de enviarle a juicio el pasado junio.

El juez destaca para ello sus búsquedas en páginas web prorrusas o medios estatales de Moscú como Russia Today o Sputnik News, además de otras relacionadas con armas y contenido sobre química. "Descargo de todo. Me gustan cosas de novedades. Como es gratuitamente, la descargué para informarme de cómo iba eso", trató de defenderse González este jueves. “En la tele sale que España ayuda o no ayuda a Ucrania... Informan y yo me descargo eso...".

Según aseguró ante el juez, en ningún caso se trataba de apoyar a Rusia: “Solo he oído algo que dicen como 'spasiva' (gracias). Lo demás no sé nada. Me gustaría aprender ruso o alemán"”.

La Fiscalía se ratifica en sus conclusiones

Sus explicaciones no convencieron a Fiscalía, que este jueves se ratificó en sus conclusiones y en la petición de 22 años de cárcel. La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) solicita por su parte 24 años.

La defensa consideró que estas peticiones carecen de base porque en ningún caso cometió un acto terrorista: "Puede ser que fuera un acto de llamada de atención, una expresión de un malestar genérico amparada por la libertad de expresión. Este derecho comprende libertad de opinión de ideas que puedan tener" argumentó. "No estamos hablando de una bomba, estamos hablando, pues eso, de un petardo un pelín más grande".



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