El debate electoral en ETB-2, considerado decisivo por el hecho de que un 20% de electores vascos todavía no han decidido su voto, ha dejado un objetivo claro a batir: Bildu. La izquierda radical está en condiciones de arrebatarle el primer puesto al PNV y hacia ellos han dirigido sus principales dardos los jeltzlaes y los socialistas. Imanol Pradales y Eneko Andueza, cabezas de cartel del PNV y del PSE, respectivamente, han centrado la mayoría de sus críticas en la falta de propuestas de Bildu, o en sus “ocurrencias”, como plantear la revisión del uso de armas por parte de la Ertzaintza, la intervención pública de Kutxabank o que los médicos de la sanidad pública no puedan ejercer en la privada, y aunque también la convivencia ha sido uno de los flancos por los que han golpeado, han relegado la palabra ETA. Solo la candidata de Vox ha sacado a colación las polémicas palabras del candidato de Bildu, Pello Otxandiano, incapaz de referirse a la banda como una organización terrorista.
Pradales, que de los tres debates en los que ha participado se ha puesto corbata por primera vez en este y ha sido el único de los candidatos en hacerlo, ha expresado de forma explícita su temor a que Bildu acceda a la Lehendakaritza. “Con las cosas del comer y la convivencia no se juega”, ha advertido en su minuto final. En las dos horas previas de debate ha repasado los puntos más polémicos del programa de Otxandiando, además de hacer alusión constante a Sortu, la matriz de Bildu, heredera de la antigua Batasuna y partido del que procede el candidato de la coalición abertzale.
El debate ha estado precedido por el ataque sufrido por Pradales en un mitin en Barakaldo tres horas antes del duelo televisivo. Un hombre de 49 años ha rociado con spray pimienta al candidato de los jeltzales, que ha tendido que ser atendido en un hospital. Y aunque ha llegado con el tiempo justo a la sede de la televisión pública vasca, ha sido el primero en pedir la palabra en el bloque que ha abierto el debate, el de economía. Era el terreno más propicio para el PNV y con el que además debe taponar cualquier posible fuga de electores hacia el PP.
De ahí que Pradales haya remarcado que no eliminará la deducción por compra de vivienda habitual, que “a las empresas hay que acompañarlas, no señalarlas ni controlarlas”, o cuando ha cargado contra la pretensión de Bildu de incrementar la recaudación fiscal en 5.000 millones de euros. Pradales ha llegado a comprar el programa económico de la coalición abertzale con el Gobierno de Venezuela. “Quieren controlarles las nóminas y los ahorros para decidir al estilo venezolano lo que hay que hacer con un banco”, ha defendido.
Por su parte, Andueza ha optado por atacar por todos los frentes posibles al candidato de Bildu. Sus interpelaciones a este -y al resto de contrincantes- han sido constantes, primero para censurar que no tiene ningún tipo de propuesta ni en materia económica ni para Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, y uno de los pilares de la campaña, después para exigirle que aclare para qué quiere un nuevo estatus políticos para Euskadi. Pregunta, que a pesar de la insistencia de Andueza - “¿Va a hacer como ERC y Junts?, ¿Quiere lo mismo que ha pasado en Cataluña, dividir y tensionar a la sociedad?”- se ha quedado sin respuesta, y por último para pedirle que no cuente “rollos” a la sociedad vasca sobre autogobierno.
Andueza, que ha vuelto a insistir en que no hará lehendakari al candidato de Bildu, y que ha llegado a apostarse con el popular Javier de Andrés su escaño en el Parlamento vasco si incumple su palabra, ha recordado también que de la coalición abertzale le separan cuestiones éticas y de modelo de gestión, pero no ha hecho mención ninguna a la polémica que en esta última semana de campaña ha agitado la carrera electoral: el hecho de que Otxandiano fuese incapaz de referise a ETA como una organización terrorista. Sólo Amaia Martínez, de Vox, ha insistido en calificar de “vergonzosas” las palabras del candidato de Bildu, mientras que el PP ha aprovechado para inquirir al socialista por qué los electores deben fiarse de su palabra si Pedro Sánchez gobierna gracias a ellos y el PSOE dio la alcaldía de Pamplona a la izquierda radical.
Cruce de reproches
De Andrés también ha confrontado con el PSE por la política económica de Sánchez, que considera nefasta, y también por ser el apoyo del PNV en la “politización” de los servicios públicos en Euskadi. Se refiere el candidato de los populares al hecho de que en Osakidetza se valore más el título de euskera que un doctorado, como ha remarcado en campaña, y que los socialistas hayan transigido con estas “imposiciones lingüísticas” y otras. Pero De Andrés además ha censurado la mala gestión del PNV, que “no ha sabido aprovechar” ni el autogobierno ni el concierto económico vasco para impulsar el crecimiento de Euskadi. “Antes representamos el 7,4% del PIB de España, ahora el 5,8%”, ha censurado.
El debate ha dejado también un significativo cruce de reproches y encontronazos entre el resto de fuerzas políticas. Todos los candidatos han confrontado entre sí, ya sea el caso de Miren Gorrotxategi (Podemos), que ha cargado contra Bildu por ofrecer un pacto de Gobierno al PNV, Amaia Martínez (Vox) ha disparado contra el PP por haber dado el Ayuntamiento de Vitoria al PSE, pero luego no haber hecho nada para impedir que la alcaldesa acabase pactando los presupuestos con Bildu, y Alba García (Sumar), que ha centrado la mayor parte de su discurso en el problema del acceso a la vivienda, ha dirigido el grueso de sus críticas a los socialistas, que ostentan la cartera en el Gobierno vasco.
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