Se cuenta que un 23 de abril de 1521 tres hombres llamados Juan Bravo, Juan de Padilla y Francisco Maldonado fueron ajusticiados en la Plaza Mayor del municipio vallisoletano de Villalar delante de la alta nobleza de la España de entonces, gobernada por el rey Carlos I, hijo de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso. Si recordamos este evento histórico es porque fue el escogido para potenciar el sentimiento regionalista de Castilla y León cuando se funda la comunidad autónoma en el marco de la Transición; pero también porque, como aseguran los historiadores, de haber resultado victoriosa, habría sido una de las primeras revoluciones liberales de la historia al haber puesto en duda el poder de la monarquía que, en la España del siglo XVI, era más que incontestable.
A pocas horas de la conmemoración de esta tragedia comunera, la actualidad política y social de Castilla y León, y más concretamente de la provincia de León, ha traído de vuelta otro conflicto, en este caso pacífico, entre la Junta de Castilla y León, gobernada por el Partido Popular y Vox, y los hosteleros leoneses, quienes se han sentido entre la espada y la pared: por un lado, critican que el Gobierno les ha impuesto casetas gastronómicas en ubicaciones ya marcadas sin ningún tipo de consulta previa para prestar servicio en una fiesta que nunca se ha celebrado en su ciudad; y, por otro, denuncian que se han sentido violentados ante las "presiones y coacciones políticas" recibidas por parte del sector más leonesista de la capital. A tal punto ha llegado la cuestión que algunos reconocen haber recibido "amenazas de muerte" en caso de participar en dicha celebración, algo que por fortuna no ha trascendido mucho más allá y se ha quedado en una mera anécdota.
Todo comenzó a principios de febrero, cuando la Junta de Castilla y León anunció unos planes muy diferentes para la celebración del Día de la Comunidad a los de pasadas ediciones: Villalar se celebraría en cada capital de las nueve provincias, excepto en Valladolid, y en los municipios de Ponferrada, Miranda de Ebro y Aranda del Duero. La decisión emanaba de la consejería de la Presidencia, argumentando que de esta forma la fiesta sería mucho más accesible para cualquier castellano y leonés que desease sumarse, con independencia de su lugar de residencia, y confiando en que las actividades batieran récords de asistencia.
"Me han amenazado de muerte, pero no tengo miedo. No lo voy a denunciar, son una minoría, ‘gentecilla’ de la ciudad"
Pero, con el paso de las semanas, los hosteleros de León que en principio iban a participar han declinado hacerlo alegando "presiones y coacciones políticas", a la par que partidos regionalistas como la Unión del Pueblo Llionés (UPL) han contraprogramado actos para protestar contra la Comunidad y sus símbolos, y a tal efecto visibilizar su causa, que es el deseo de reconocimiento de la provincia de León como "país o nación". Así, el 23 de abril la capital estará dividida entre los actos oficiales de Villalar organizados por la Junta y una exhibición de músculo regionalista de las más de 20 asociaciones civiles que piden un mayor grado de autonomía para León.
El 'efecto Guadiana' del leonesismo
"Quieren que esto se convierta en otra Cataluña", afirmaba con enfado uno de los empresarios hosteleros consultados por este periódico que no quiere ser identificado, y que se ha visto forzado a repensar su asistencia en la celebración después de que los leonesistas más duros le señalaran. "Me han amenazado de muerte, pero no tengo miedo. No lo voy a denunciar, en el fondo lo único que quieren es llamar la atención. Son una minoría, gentecilla de la ciudad, yo me siento más llionesista que ellos, de hecho hace años fui en la lista de la UPL en un pueblo de por aquí porque un amigo mío se presentaba de cabeza de lista, para apoyarle. Pero yo no voy con nadie, es una fiesta y está muy feo eso coaccionar a la gente para que no participe".
"Con el tiempo, el leonesismo ha ido virando hacia una ideología más de izquierdas con argumentos muy antivallisoletanos"
¿De dónde parte este sentimiento nacionalista en una provincia como León? ¿Es comparable al de otras regiones como País Vasco o Cataluña? Mariano Esteban de Vega, doctor en la Universidad de Salamanca (USAL), explica a este periódico que el leonesismo tiene el efecto Guadiana, es decir, "aparece y desaparece sobre el fondo de invocar una especificidad histórica leonesa frente a la necesidad de que León se haga fuerte ante el imparable centralismo vallisoletano", desarrollado sobre todo en los primeros años de la comunidad autónoma, cuando Valladolid se convirtió en el centro institucional de la Comunidad.
"La reivindicación leonesista de crear una autonomía para la provincia de León al principio tenía más apoyo en la derecha, porque fue el PSOE quien apostó más por la promoción de un regionalismo castellano y leonés con el beneplácito de la UCD, pero con el tiempo ha ido virando hacia una ideología más de izquierdas con argumentos muy antivallisoletanos al perder poder e influencia en pos de Valladolid", apostilla el profesor, quien precisamente tiene un trabajo de investigación que profundiza en las raíces históricas de Villalar y los símbolos de la Comunidad: "El leonesismo tiene mucho eco social, pero no tanto en los parlamentos, ya que siempre ha habido uno o dos escaños que funcionan a modo de bisagra, y sobre todo está muy presente en la ciudad de León, no tanto en su provincia".
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Jorge Francés. Valladolid
Está claro que a los hosteleros leoneses no les ha sentado nada bien la decisión de celebrar Villalar en su ciudad, al margen también de los sentimientos identitarios de cada uno y de las ideas políticas. Esto es porque la ciudad de León posee una idiosincrasia hostelera muy marcada dentro de España, siendo considerada como una de las capitales gastronómicas más importantes del país. Los empresarios de bares y restaurantes achacan su renuncia a participar en la feria no solo por razones políticas, sino por las propias condiciones a las que se tenían que ceñir obligatoriamente, impuestas por parte de la Junta, que entre otras cosas exigían tres euros por consumición y tapa, cuando de toda la vida las tapas en la localidad se ofrecen de manera gratuita con la bebida. Lo que peor ha sentado a los leoneses es la obligatoriedad de la propuesta que, de no aceptarse, se resolvería con la externalización del servicio, es decir, la Junta contrataría a través de la Confederación Regional de Hostelería y Turismo a empresas de fuera de León para prestar sus servicios durante la celebración.
¿Y en El Bierzo?
Esto es precisamente lo que llevó a David Belzuz, presidente de la Asociación de Hostelería de El Bierzo, a plantarse ante el órgano territorial en su plan por llenar de casetas la Plaza Mayor de Ponferrada, otra localidad con una serie de particularidades identitarias bastante marcadas con respecto incluso a la provincia de León y a la comunidad autónoma. "El 14 de marzo me llega un comunicado de la Asociación de Hostelería de León que me anuncia que la Junta ha planteado que para el día 23 de abril haya una fiesta en todas las capitales de provincia incluyendo Ponferrada, y que tendrá lugar en su Plaza del Ayuntamiento", explica en una conversación telefónica con este diario: "Me dijeron que traerían seis casetas patrocinadas por la Junta, ofreciéndonos a los hosteleros ocuparlas con una serie de precios y horarios que debíamos acatar, junto con unas obligaciones. Yo ya respondí que no lo veía, que ya hay establecimientos hosteleros en la Plaza con terrazas, que no tenía sentido".
“Somos ‘las diez menos diez de Castilla y León’, la Junta no suele inmiscuirse en nuestros asuntos y ahora tenemos que cumplir con sus obligaciones"
El asunto quedó ahí. Pero hace unos pocos días, Eduardo Diego, el delegado territorial de la Junta, viajó hasta la provincia leonesa para avisar de que la fiesta se iba a celebrar con o sin el beneplácito de los hosteleros, lo que no sentó nada bien a Belzuz. "Cuando me enteré, me puse en contacto con los interesados para exigir que fueran claros con lo que querían hacer", prosigue. Afortunadamente, al final el asunto ha quedado solucionado, el concejal Carlos Cortina ha anunciado que las casetas serán ocupadas por los establecimientos de la Plaza Mayor de Ponferrada, "pero es que también están ahora mismo las casetas de la Feria del Libro allí instaladas", incide Belzuz. "Lo peor es que la Junta casi nunca viene por aquí, somos las diez menos diez de Castilla y León, nunca se inmiscuyen en nuestros asuntos y resulta que ahora nos obligan a celebrar esta feria gastronómica. La orden viene de arriba, de algún ente poderoso, véte tú a saber cuál".
Los problemas con Villalar
Si se atiende a las últimas ediciones de Villalar, el año pasado resultó ser un punto de inflexión en la celebración de la fiesta. Aunque en los años de la presidencia del popular Juan Vicente Herrera, este sí que potenciaba el Día de la Comunidad desde las instituciones, todo cambió cuando llegó Ciudadanos, y más tarde Vox, al gobierno del ente autonómico. El propio Juan García-Gallardo, actual vicepresidente, calificó la fiesta de Villalar como un "aquelarre de la extrema izquierda" y "un macrobotellón". Esta visión de la fiesta contrasta con la de los populares, quienes estos últimos días reiteraron su decisión de celebrar Villalar fuera del municipio y en las once localidades para hacer la fiesta "más accesible" a todos los ciudadanos de la Comunidad y para "divulgar la idiosincrasia" de Castilla y León.
"A ciertos políticos les da miedo que pueda existir un sentimiento de pertenencia en esta tierra"
Así, en los últimos días, el alcalde de Villalar ha cargado contra la Junta en los medios locales, pues el año pasado tuvo que afrontar el Ayuntamiento del municipio vallisoletano los gastos de la celebración, "quedándose endeudado", como explica el representante de Acción Castilla y León. "Este año no va a haber ni escenario", remata."A ciertos políticos les da miedo que pueda existir un sentimiento de pertenencia a esta tierra, sobre todo teniendo en cuenta que somos una de las regiones más despobladas de España que expulsa a cientos de jóvenes cada año".
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