Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, se presentará a las próximas elecciones autonómicas catalanas. La peor pesadilla de Carles Puigdemont se ha cumplido, aunque hasta ahora no era seguro. Ella había comunicado a su círculo íntimo que era un buen momento para dar el salto al Parlament, pero su pequeño partido, Aliança Catalana, no tiene aún una estructura potente en el territorio catalán, por lo que se debía calibrar muy bien la decisión. Sus asesores le dijeron que, pese a la falta de implantación del partido en el territorio, su discurso es muy bien recibido en los cuatro puntos cardinales de Cataluña y que, a poco que trabaje, tiene garantizada su presencia en el hemiciclo tras las autonómicas del 12 de mayo. En concreto, se habla de que puede obtener hasta 3 escaños. Pero eso también podría suponer la merma de algunos más para los de Puigdemont, con quien disputa nichos de electores.
La carismática alcaldesa no se lo pensó dos veces: cuatro días después de que Carles Puigdemont anunciase su candidatura, ella ha anunciado también que encabezará una lista el 12-M. Por tanto, el independentismo se mueve. La lectura críptica de este anuncio es que Puigdemont puede poner sus barbas a remojar, porque es quien peor parado puede salir de esta decisión: Orriols ya desbancó a Junts de la alcaldía de Ripoll, birlándole la alcaldía y pasando de 1 a 6 concejales (JxCat bajó de 6 a 3). En las autonómicas, puede arrastrar miles de votos en la demarcación de Girona que pueden ser vitales para el proyecto de Puigdemont.
Puigdemont tiene su feudo en las comarcas gerundenses. Si ahí le restan unos miles de votos, le pueden hacer un siete a su campaña electoral: sin esos miles de votos, que le pueden suponer un buen puñado de escaños a tenor de la Ley de Hondt, lo único que le pueden garantizar al expresidente es la tercera posición, tras el PSC y ERC. De hecho, algunos dirigentes de Junts habían admitido a El Confidencial que la presencia de Orriols en la carrera electoral era el hándicap más temido por el candidato de JxCat.
Un discurso encendido
La alcaldesa ya ha demostrado dominio del tempo político: aprovechó este domingo para anunciar su intención. “Este 12 de mayo podéis evitar la extinción de Cataluña. Os podéis alzar con nosotros para retrasarla. Podéis legitimar las políticas pro inmigracionistas actuales, que nos han llenado las calles de inseguridad, violencia y fanatismo. O podéis decir basta y confiar el país a quien defenderá vuestros derechos, libertades e intereses, sin dobladillos ni temblores de piernas. Este 12 de mayo podéis aplaudir a quien ha tercermundizado Cataluña y ha permitido y normalizado la reincidencia y el islamismo o podéis castigarlos en las urnas”, dijo en una alocución distribuida por las redes.
El discurso, rayano en la xenofobia, es muy similar al utilizado durante la campaña de las municipales. “Con vuestro voto, podéis revalidar o podéis la hemorragia decadente y la entrada masiva e invasiva de inmigrantes que no comparten ni nuestras leyes civiles ni nuestros valores occidentales. Los recursos de los catalanes pueden y han de volver a ser para los catalanes. Ya está bien de subvencionar contracomunitarios, de convertir las prisiones en hoteles de cinco estrellas y de fomentar la cultura del ocio y del subsidio”.
Su discurso, eminentemente antiislámico, tiene algunos ribetes identitarios catalanistas, con un guiño a las plenas competencias de un hipotético Estado catalán con competencias en fronteras. “Es la hora de que la sensatez y el orden vuelvan a Cataluña. En hora de infringir la corrección política, es hora de restituir el Estado catalán, de recuperar todas las competencias y de ejercer el control fronterizo. Solo así podremos garantizar un futuro digno, próspero y seguro a nuestros hijos”. Por las redes sociales, a última hora de este domingo, Orriols ha pedido ayuda a los independentistas: “Necesito que me ayudéis a llegar a todos. Por tierra, mar y aire”, lanzó por Twitter, su método de comunicación preferido.
Examigos de Puigdemont la ayudan
De hecho, Puigdemont había planteado la carrera de las autonómicas como un duelo entre él y Pere Aragonès, de ERC. Ahora le ha salido un nuevo contrincante, un hueso duro de roer que le puede hundir electoralmente. Orriols es una candidata que juega con un extremismo calculado con fuertes tintes raciales e identitarios. Su joven formación, desgajada del Front Nacional de Catalunya (FNC), una organización considerada de extrema derecha, presenta un discurso muy enfocado en el antiislamismo.
En los últimos meses, importantes gurús independentistas se habían posicionado al lado de Orriols como el revulsivo que necesitaba el soberanismo para renovar su discurso y su oferta a un electorado irredento que, aunque pequeño, puede significar la ruptura del espectro independentista. Uno de los exdirigentes de Junts que hace unos meses se alineaba junto a Puigdemont (también era amigo personal de él) ha estado manteniendo reuniones y conversaciones con otros dirigentes y con destacados activistas para ayudar a Orriols a plantear un discurso rupturista y coherente de cara a las autonómicas.
Este dirigente expresaba el pasado viernes a El Confidencial que “hemos hecho cálculos y pensamos que podemos sacar tranquilamente tres diputados. El problema que tiene Sílvia es el partido no tiene aún una estructura potente en el territorio y si se crea de prisa y corriendo, puede entrar cualquier indeseable. En ese caso, existe el peligro de que pierda el control de la estructura, como pasó con Plataforma per Catalunya en su tiempo. Pero lo importante es conformar un discurso que atraiga a gente e ir montando la estructura territorial del partido poco a poco, controlándola Jordi Aragonès”.
Para este dirigente, “Puigdemont difícilmente puede atraer a los 400.000 votos del independentismo que se fueron a la abstención en las últimas elecciones. Su discurso fue altamente autonomista. La irrupción de Orriols puede convulsionar el panorama político independentista”. Con Orriols en el tablero, falta por saber qué parte del ala más extremista de Junts (y del Consell de la República que preside el propio Puigdemont) abandonará la formación postconvergente para pasar a votar a Orriols como fuerza emergente. Hace apenas una semana, sus asesores hicieron un experimento en las redes sociales: plantearon una encuesta sobre intención de voto independentista. Planteaban solo 4 opciones: Aliança Catalana, CUP, ERC y Junts. En pocas horas, el partido de Orriols había obtenido 13.000 votos, un 66,1% de los que votaron.
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