Desde diciembre del año pasado, la sonda espacial Voyager 1 está perdiendo su capacidad de comunicarse con la Tierra por un problema con la unidad de telecomunicaciones.
En septiembre del año pasado se cumplieron 46 años desde que la NASA lanzó la sonda espacial Voyager 1, desde Cabo Cañaveral (Estados Unidos), para convertirse en la primera nave en llegar al espacio interestelar en 2012.
Esta sonda se encuentra fuera del Sistema Solar a más de 24.000 millones de kilómetros de la Tierra pero, desde diciembre, la agencia espacial estadounidense ha tenido problemas con una de las tres computadoras porque no estaba mandando la señal con uno de los subsistemas de la sonda. Además, dicha complicación impidió que se enviasen datos científicos o de ingeniería a la Tierra, debido a que la unidad de telecomunicaciones de Voyager 1 empezó a transmitir un patrón repetitivo de unos y ceros, como si estuviera atascada.
Tras detectar que la fuente del problema era el sistema de datos de vuelo, el equipo de la NASA decidió reiniciar la sonda para intentar devolverla al estado en el que se encontraba antes. No obstante, Voyager 1 siguió enviando datos inutilizables y, en los últimos días, los investigadores han descubierto que dicho instrumento espacial está perdiendo su capacidad de comunicarse.
Los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) intentaron resolver el problema de comunicación mencionado, pero dada la distancia actual de la nave espacial, el proceso de 'recuperación' fue bastante lento. Sin embargo, un portavoz de JPL afirmó al diario Gizmodo que "el equipo continúa recopilando información y está preparando algunos pasos para encaminarlos hacia la comprensión de la raíz del problema y/o resolverlo".
Aunque, por el lado contrario, la NASA podría estar preparándose para la pérdida definitiva de la sonda Voyager 1, teniendo en cuenta que esta agencia espacial pondría punto y final a casi cinco décadas de avances científicos.
Al hilo, la directora del proyecto de la misión Voyager, Suzanne Dodd, señaló en el diario New York Times que, "científicamente, es una gran pérdida". No obstante, su equipo todavía tiene esperanzas porque la sonda ha sobrevivido a varios fallos técnicos, aunque ninguno tan grave como el que está sufriendo ahora.
La importancia de Voyager 1 en las misiones de la NASA
La nave espacial se lanzó en 1977, el mismo año del lanzamiento de su 'gemela', la Voyager 2. En un principio, ambas sondas no iban a salir del Sistema Solar y tenían la misión de explorar el entorno de los planetas más alejados –Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno–.
No obstante, tras los buenos resultados obtenidos, la NASA decidió darle una segunda vida para explorar fuera de los límites de nuestro sistema. Independientemente de que este fallo vaticine el fin de Voyager 1, esta ha conseguido mucho más de lo que se proponía al principio y, asimismo, la otra sonda seguirá descubriendo que hay más allá de nuestras fronteras.
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