Madrid acaba de estrenar robot cocinero. Lo ha hecho a través de Earth Mama, un restaurante ubicado en el barrio de Salamanca que ya cuenta con la ayuda de Coolex, una máquina fabricada a partir de la unión de pequeños cilindros que se rellenan con 16 ingredientes. Estos se conservan con un sistema de refrigeración dentro del aparato y caen en el plato en el orden indicado.
El origen del invento hay que buscarlo en la mente del ingeniero industrial Román Salazar, de 34 años, que un día, mientras hacía cola para esperar a ser atendido en el restaurante de comida saludable Honest Greens, se preguntó cómo hacer para que la cola fuese más rápida y él pudiera disfrutar más de su hora de comida. La respuesta la encontró, como tantas otras veces en su trabajo, en la tecnología.
Al lado de otros tres socios, ha montado la empresa tecnológica Wetechfood, que desde 2020 tiene el objetivo de liderar la transformación tecnológica en el sector de la hostelería en España. Dicho con palabras más sencillas, Salazar quiere poner a los robots a cocinar para que las esperas en los restaurantes sean menores y las elaboraciones algo más baratas.
El proyecto tiene precedentes. En Boston, Estados Unidos, los socios fundadores conocieron un restaurante robotizado llamado Spyce que les sirvió de inspiración para su empresa. Después de cuatro años y al menos tres intentos de robots que fueron descartados, nació Coolex, un pinche de cocina robótico, como les gusta considerarlo en la empresa. El robot ha sido fabricado a las afueras de la capital, en Getafe, en la empresa Bama Sistemas, y la inversión inicial ha sido de 1,4 millones de euros.
El funcionamiento de Coolex es relativamente sencillo. El camarero toma la comanda e, inmediatamente después, a través de la tablet, ya puede dar al robot la orden de empezar a cocinar el bowl de comida solicitado. Unos minutos después, el plato caliente sale de una pequeña puerta listo para que el camarero lo lleve a la mesa.
En la carta que ofrece Coolex se puede escoger entre platos calientes y fríos con ingredientes como pavo ahumado al carbón, tomate, queso, pollo, arroz, salmón ahumado y garbanzos, entre otros. El precio de cada bowl son 12 euros.
En Earth Mama, aparte de Coolex, ya trabajan dos camareros. El local de paredes blancas y sillas de madera contrasta con el color naranja de las placas del robot que se encuentra en el medio del salón.
"Muchos de los clientes ni se dan cuenta de que su comida ha sido preparada por un robot. Una clienta los primeros días reclamó porque creía que su comida la habíamos calentado en el microondas. Desde ahí intentamos explicarle a todos los clientes el concepto del restaurante", asegura Salazar, que ve este local como el lugar perfecto para que la gente conozca su idea y más restaurantes quieran unirse al proyecto. "Coolex es un robot que puede trabajar desde en una máquina expendedora, una cocina fantasma o un restaurante como Earth Mama", explica Salazar, sacando pecho con el buen conformar de su metálico cocinero.
Una de las clientas que ha comido este miércoles en el local es María José García. "Somos foodies y vinimos a probarlo por curiosidad. Me da un poco de miedo pensar que un robot me hizo la comida o que le está quitando un puesto de trabajo a un chef", comenta.
Salazar tiene otra opinión. Explica que Coolex no es un robot que esté quitando ningún puesto de trabajo, sino que lo que está logrando es que más gente pueda crear sus propios negocios con la ayuda del robot. Abrir un local con Coolex, detalla, cuesta 3.000 euros mensualmente. "En total, la inversión sería en un promedio de cuatro años de 100.000 euros", calcula Salazar, que aclara que en su filosofía de empresa nunca ha estado el suplantar ni el sustituir puestos de trabajo. Ahora, el plan a futuro es primero consolidar su proyecto y después empezar a abrir más locales en España a base de franquicias.
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