Al mal tiempo, mala cara: el aeropuerto de Tenerife donde lo difícil es salir puntual

Al mal tiempo, mala cara: el aeropuerto de Tenerife donde lo difícil es salir puntual

Los aeropuertos de Canarias registraron un total de 53.854 vuelos entre enero y febrero de este año. De ellos, 32.231 fueron internacionales, 17.043 nacionales y 4.580 sobrevuelos que no tienen origen ni destino en aeropuertos españoles. Estas cifras, recogidas en el ENAIRE, la entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Fomento que gestiona el 4º espacio aéreo de Europa, refleja el tráfico en el que es el espacio aéreo más extenso de España.

Unos datos que no llaman la atención, salvo por un detalle: la compleja e inesperada meteorología del Aeropuerto Tenerife Norte-Ciudad de La Laguna. Los alisios, la calima y la densa niebla que se concentra sobre el aeropuerto impide que, cada vez más, los aviones frustren su aterrizaje o despegue y se produzcan retrasos, cancelaciones o desvíos al Aeropuerto Tenerife Sur, en el mejor de los casos, o a otras islas como Gran Canaria.

María González viaja a Barcelona acompañada cada mes para recibir un tratamiento médico y ello le conlleva cuadrar vuelos, consultas y hospedaje. Una organización que le haga tener el menor impacto económico y el menos tiempo posible fuera. Viaja con medicación que necesita frío y el pasado mes de febrero, tras horas de espera en el aeropuerto y carencia de información por parte de la compañía, tuvo que regresar a su casa para salvaguardar su tratamiento y decidir no volar.

Lucía Mora. Tenerife

"No hay ventanillas de la compañía, en este caso Vueling, y nadie dio explicaciones. A las horas nos enteramos de que el vuelo se desviaba al Aeropuerto Tenerife Sur y salía de madrugada, pero ya no llegaba a tiempo a mi consulta médica y habíamos perdido la noche en Barcelona", comenta. Además, insiste en que la odisea siguió porque "tuvimos que comprar un pasaje, con el sobrecoste que era por el tiempo de antelación con el que lo hicimos para el día siguiente, pero, además, comprar otro billete y hacer escala en Gran Canaria con otra compañía aérea porque ya no había vuelo directo a Barcelona desde Tenerife".

González señala que aún, Vueling no le ha contestado la reclamación que puso para solicitar la devolución del coste económico de un trayecto que, por motivos justificados, no pudo coger. "Entiendo que sean condiciones meteorológicas adversas por las que no salga el vuelo, pero es la compañía la que debe dar explicaciones a pasajeros que, como yo, viajamos por motivos justificados y medicación encima", concluye.

Agencias

Mario García es otro pasajero que viaja entre islas con frecuencia por motivos laborales. "Ir al aeropuerto es como una aventura; no sabes qué pasará porque igual ahora está despejado que en media hora se nubla y se arma un caos", comenta. "Siempre voy con un plan B y con ropa por si tengo que hacer noche en cualquier isla, hay veces que no salgo de La Palma porque no se puede aterrizar en Tenerife o hay días en los que acabo en Gran Canaria porque se frustra el aterrizaje en Tenerife y nos desvían", explica entre risas.

Una situación que se complicó hace una semana cuando se cerró el aeropuerto tinerfeño y no tenía hospedaje en la zona metropolitana de la Isla. "Coincidió con un evento musical nacional y tuve que quedarme en casa de un amigo en un sillón, obviamente no rindes igual al día siguiente, pero tienes que continuar y tomarlo como una rutina que puede pasar y pasa", asimila casi con normalidad.

La seguridad por encima de todo

Contra la meteorología no se puede hacer nada y eso lo conocen bien los controladores aéreos ante este tipo de situaciones. Un trabajo de precisión donde prima la seguridad. "La tripulación es la que decide lo que quiere hacer en base a nuestras indicaciones, ellos tienen su procedimiento porque desviar de un aeropuerto a otro en Tenerife, por ejemplo, supone logística de guaguas u hospedaje en algunas ocasiones", especifica Jose Luis Feliú, controlador aéreo y portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) en las Islas.

El Confidencial

Estos profesionales reciben cada media hora predicciones meteorológicas que pueden cambiar en cuestión de segundos y que les obliga a tener procedimientos que eviten finales trágicos. "Cuando se declara una fase de baja visibilidad se reduce el número de movimientos aéreos, pero muchos ya están en el aire porque vienen de la Península y hay que darle todas las alternativas posibles por si no pueden aterrizar", declara.

Feliu es claro: "Cuando frustran el aterrizaje, es más seguro estar en el aire que estar en tierra". Y ahí es cuando comienza a formarse una imagen ya habitual para los canarios y los apasionados de la aviación y es la de los aviones en el espacio aéreo esperando a que una brisa aparte las nubes y puedan pisar suelo. "El abanico es amplio: puedes esperar en el aire, puedes intentarlo, puedes quedarte encima de otro vuelo que también esté esperando o puedes desviarte porque el combustible sea escaso, todo depende del piloto", añade.

Jaime Pérez-Llombet

Los desvíos a Tenerife Sur en ocasiones no son la solución por un motivo: "Tiene su operativa y el aeropuerto puede decir que no tiene más parking o no puede acoger más vuelos, por lo que se avisa al piloto que esté llegando, se le ofrece alternativas o se le recomienda ir a Gran Canaria por seguridad". Además, en este aeropuerto aparece de nuevo la climatología en forma de cizalladura, un cambio en la intensidad y dirección del viento que hace que el avión no esté estable y decida irse al aire.

Todo tiene un límite y cuando ya no se puede saturar más el espacio aéreo entra en juego la regulación y es la que más afecta a los vuelos interinsulares en Canarias. "Por cuestiones obvias no puedes decirle a aviones que vienen volando que regresen a su origen así que se paran los despegues de las islas que vayan a Tenerife Norte porque hay aviones llegando al aeropuerto que no sé qué va a pasar con ellos, de ahí que muchas veces un avión no salga de cualquier isla con destino Tenerife", precisa.

Por último, finaliza poniendo un ejemplo de lo ocurrido el pasado 11 de febrero cuando, debido a la mala meteorología de Tenerife Norte, se desviaron nueve vuelos a Tenerife Sur y uno procedente de Madrid con destino Tenerife Norte se desvió a Gran Canaria, llegando horas después pero a otra isla.



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