Los ayuntamientos repartirán garrafas de agua a los vecinos hasta que se levante la restricción.
Los vecinos de Sorpe y Paramea, dos municipios del Pallars Sobirà, tienen prohibido beber agua del grifo y usarla para cocinar hasta nuevo aviso. La restricción llega después de que las analíticas hechas al agua hayan salido alteradas y con presencia de un componente químico que aparece en productos de limpieza.
Lo que ha sorprendido a los habitantes de esta zona es que una de las localidades está ubicada en el extremo norte de la comarca y la otra en el extremo sur.
Para paliar la situación, tanto el ayuntamiento de Alt Àneu (Sorpe) como el de Baix Pallars (Peramea) proporcionarán garrafas de agua a los vecinos hasta que se levante la restricción.
A raíz de este incidente, las alcaldesas de ambos municipios han criticado la tardanza a la hora de obtener los resultados de estas analíticas puesto que, en este caso, se hicieron en enero y ha sido un mes más tarde cuando han obtenido las respuestas. Por eso, han pedido celeridad para las nuevas y así poder revertir la prohibición.
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