Galicia volvió a ser la costa da morte de Vox. Los cantos de sirena de la nueva derecha internacional, con Javier Milei a la cabeza, no tendrán efecto en el territorio y la formación ultraconservadora continúa sin entrar en el Parlamento autonómico. El partido confiaba en aprovechar este domingo la polémica en torno al PP y la amnistía, pero se repitió el naufragio de otros comicios. El candidato Álvaro Díaz-Mella, que ya se presentó a la alcaldía de Vigo en mayo, no mejoró los resultados de 2020 y quedó lejos del 5% mínimo para obtener representación. El ciclo electoral comienza de la peor manera posible para Santiago Abascal.
La situación de Vox contrasta con la inercia de sus aliados internacionales. Mientras que en el resto del mundo la derecha más escorada del tablero celebra victorias y gobiernos, como la del presidente de Argentina, en España la tendencia es a la baja. Santiago Abascal suma ya varios meses con dificultades, fuera de foco tras el fiasco de las elecciones generales del 23 de julio y en una tensión constante por la crisis interna que sacude el partido. Galicia es la última derrota.
Vox había fiado sus posibilidades de éxito a crecer en A Coruña y Pontevedra, las dos provincias más pobladas de la comunidad, con el enredo del PP y la amnistía como telón de fondo. La dirección nacional basó su estrategia en movilizar a los miles de gallegos que hace cuatro años, en plena pandemia del covid-19, se quedaron en casa. Un 51% de electores potenciales sobre un censo de más de dos millones de personas. Nada más lejos de la realidad.
La formación ultraconservadora obtuvo este domingo un resultado prácticamente calcado al de cuatro años atrás, con poco más del 2% del voto en términos globales y 30.000 sufragios. El objetivo de Vox era aprovechar la confrontación a nivel nacional y abrir un hueco donde parecía imposible. Pero ninguno de los movimientos ha dado resultado. El partido, como en los comicios de 2020, no ha tenido apenas nada que decir en las cuatro provincias y en ningún caso ha llegado siquiera al 3% de los sufragios. Ni en A Coruña, ni en Pontevedra, ni en Ourense, ni en Lugo.
El PP revalida la mayoría absoluta en Galicia con el BNG al alza y el PSOE hundido
Pablo López. Vigo
Santiago Abascal reconoció los malos resultados, pero no hizo ninguna autocrítica. Tampoco el secretario general del partido, Ignacio Garriga. El líder de Vox destacó el "avance" en la comunidad, aunque apenas ha crecido en 3.000 votos, y se felicitó porque la formación obtuvo más apoyos que Sumar y Podemos juntos. La crítica principal fue para la "estafa política" que supone el PP por su gestión lingüística o la imposición de los postulados de la Agenda 2030, un extremo que ha dado alas al BNG. "Su avance para inexorable y las causas son muy claras", declaró.
Garriga, que compareció desde Galicia con Díaz-Mella, dio un discurso hiperventilado que podría parecer que respondía a otro resultado. "El gran perdedor es el PSOE, que ha empezado a recoger los frutos de sus políticas", subrayó, con el candidato a su lado.
El CERA, irrelevante
La arenga de Javier Milei no tendrá ninguna influencia, si es que finalmente se traduce en papeletas. El presidente de Argentina compartió un vídeo la semana pasada pidiendo a sus simpatizantes que apoyaran a Vox en las elecciones autonómicas. Una ayuda extra en la denominada quinta provincia gallega. Pero en el caso de que haya tenido impacto en el voto exterior, será irrelevante. El PP revalidó su quinta mayoría absoluta consecutiva, con 40 escaños, y nada puede cambiarlo. El único consuelo para Santiago Abascal, aunque remoto, será maquillar los datos del cierre de urna como sucedió en 2020. Entonces logró el 5,6% en el CERA, aunque brindó a Alberto Núñez Feijóo su diputado número 42.
Galicia sigue siendo el gran talón de Aquiles de Vox. La única comunidad autónoma donde su presencia es nula y donde no ha logrado representación desde que irrumpió en la escena política. En las elecciones del pasado 28 de mayo, los de Abascal multiplicaron su poder territorial en toda España, con la entrada en cinco gobiernos autonómicos y decenas de ayuntamientos en coalición con el PP, pero no en este territorio. La formación ultraconservadora consiguió un solo concejal, en el Ayuntamiento de Avión (Ourense), y este 18-F corrió la misma suerte.
Vox encaraba el nuevo ciclo electoral con la necesidad de coger algo de oxígeno tras sus últimos traspiés. El inicio no ha sido bueno. En la primera cita, una de las más difíciles, la formación ultraconservadora ha pinchado en hueso y sin oportunidad de reivindicarse. Lo peor es que la siguiente parada, en el País Vasco, puede agravar la situación. La gran apuesta se reduce ahora a las europeas del próximo 9 de junio, donde la dirección nacional tiene depositadas buena parte de sus esperanzas y espera tener un asiento destacado en el grupo de conservadores y reformadores (ECR). Los cantos de sirena desde Europa no cesarán.
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