En la cafetería Mediterráneo, en una de las vías principales de Barbate, parece un lunes normal. Medias tostadas con jamón, cafés oscuros y los parroquianos comentando la última jornada de La Liga, con el Cádiz complicándose la vida en los puestos de descenso. La tertulia de la televisión deja el politiqueo para volver a la noticia del asesinato de los dos guardias civiles embestidos por un narco a unos pocos metros de allí. "Menos mal que Miguel Molina [el alcalde] ha salido para decir que no son de aquí, de Barbate", lanza uno de los clientes. Y el resto asiente, sin hacer mucho ruido. La conversación se repite a lo largo del día en las barras y los mostradores de esta ciudad de algo más de 22.000 habitantes en la costa gaditana, ya frente a Marruecos. De vez en cuando, alguien saca el tema y otro lo zanja: "En todos sitios hay gente buena y gente mala".
El Barbate de 2024 no es el Barbate de los noventa, pero todavía está en medio de la ruta donde la droga se presenta, para algunos, como una alternativa fácil; una mano amiga contra una precariedad que ahoga a la provincia. "El que estudia aquí tiene doble mérito", apunta José Ortiz, que ha sido diputado del PP en el Congreso, alcalde de la vecina localidad de Vejer de la Frontera y ahora presidente del Consorcio Provincial de Bomberos.
Pone el foco en la necesidad de ofrecer un futuro a los jóvenes de la zona, aunque algunos de los mejores expedientes de los institutos de la provincia de Cádiz están en los tres centros de Barbate. "Yo estaba viendo la final del Falla y me acosté; se me cortó el cuerpo", señala Luismi Rossi, experto en comunicación oriundo de la localidad gaditana, que coincide con Ortiz en poner más recursos en la educación de esas generaciones que ahora se ven seducidas por el narco. En Barbate, el paro supera el 33%, el triple que en el conjunto del país y casi el doble que en Andalucía.
"Tengo la sensación de que ya tiene más fama por el atún", asegura Paco, un periodista cordobés que se crio en la ciudad en los momentos más complicados, cuando Antón, uno de los jefes del contrabando de hachís, se paseaba con un cachorro de león embridado por un collar de oro. Desde entonces, este viejo pueblo de pescadores que se separó de Vejer en 1938 —y que durante años se llamó Barbate de Franco— se ha esforzado para quitarse el sambenito de la droga. Y lo estaba logrando. El foco del narco se fue desviando hacia otros lugares como La Línea y ya hace tiempo que Barbate aparecía más en las noticias cada primavera, cuando empieza la temporada de almadrabas, que en las secciones de sucesos.
Este viernes, hubo un vuelco en esa tendencia. Y aunque ninguno de los ocho detenidos por el asesinato de los dos guardias civiles es de Barbate, sí eran de la localidad los protagonistas de los vítores que jaleaban a los pilotos de las narcolanchas. En los institutos de la localidad hay quien ha reconocido algunas de esas voces y en algunos comercios de la localidad recuerdan que "hay familias enteras" que viven de la droga y la economía que hay alrededor. No son solo los que llevan el timón de las potentes embarcaciones que hacen el camino de ida y vuelta a Marruecos. También hay quien vigila desde la costa para dar el chivatazo si ve las luces azules de los coches de la Guardia Civil. Y quien recoge los fardos en las costas que van ya desde la Costa del Sol hasta Huelva, con Sanlúcar de Barrameda y La Línea como puntos clave.
En el estanco de la avenida de la Mar, el goteo sobre el asunto es casi constante. La dependienta, que no da su nombre, admite que están "cansados del estigma", pero señala a las administraciones, sin citar ninguna en concreto, para denunciar el abandono que sufre la localidad. La Junta ha anunciado un nuevo centro de salud hace poco más de un mes, pero el alcalde de la localidad, antes de la concentración de protesta convocada a las 12:00 de este lunes, ha pedido "más protección social y más empleo" para que Barbate "pueda resurgir como se merece". Miguel Molina ha asegurado, poco antes de reunirse con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que nadie del Ministerio del Interior se ha puesto en contacto con él más allá de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz.
"No se entiende quién pudo dar una orden para mandar a esos dos buzos en una zódiac", reconoce Ángeles, trabajadora de un comercio próximo al mercado de abastos de Barbate, otro de los centros neurálgicos de la localidad que este lunes bullía por la presencia de políticos y cámaras que no suelen formar parte del paisaje habitual. El motivo era la visita del líder del PP para acudir a la citada concentración frente al consistorio. Esta vez ha sido una convocatoria oficial, pero el sábado las tiendas y algunos bares echaron la persiana de forma espontánea para participar en la protesta, horas después del asesinato de los dos agentes en un ataque que también ha dejado a un tercer guardia civil con heridas graves. Como 48 horas antes, hubo gritos de "asesinos" y vivas al Instituto Armado. A solo unos metros de allí, en los juzgados de Barbate, los ocho implicados en el suceso prestaban declaración ante el juez de instrucción. "Allí nos tenemos que ir a decirles a la cara lo que son", espetó un joven después del aplauso que sucedió al minuto de silencio. Horas después el magistrado decretó la libertad con cargos para dos de ellos y mantuvo en prisión provisional a otros seis.
Entre las autoridades presentes estaba Modesto González, líder de Andalucía por Sí, la formación que gobierna en la localidad desde las elecciones del pasado mayo. Y también la plana mayor del PP andaluz, con su secretario general, Antonio Repullo, y el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, como principales representantes. Junto a ellos participaron en la concentración los alcaldes de Cádiz, Bruno García; Jerez, María José García Pelayo, y La Línea, Juan Franco, del partido independiente La Línea 100x100. El regidor linense mostró su "solidaridad" con la localidad vecina y se quejó de que las "recetas que se están aplicando no son las correctas". "¿Qué hacemos, cogemos a los 19.000 que han detenido y montamos un campo de concentración en las Chafarinas?", ha ironizado Franco, que defiende que "la reinserción no funciona; según salen de la cárcel vuelven a delinquir".
Los 19.000 son los procesados en el Campo de Gibraltar desde que el Ministerio del Interior puso en marcha el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar, que ha hecho posible la incautación de 1.700 toneladas de droga en un lustro. Fernando Grande-Marlaska, ante las peticiones de dimisión, ha defendido la vigencia de este plan, que ha contado con 40 millones de inversión desde su entrada en funcionamiento. "El narco no va a parar de funcionar", apunta José Ortiz, que reclama mayor atención en toda la costa gaditana para luchar contra esa expansión de los capos de la droga que ha provocado la mayor presión en la zona de La Línea. "Yo he recibido avisos en zonas como El Palmar", explica, en referencia a una de las urbanizaciones que jalonan la costa gaditana, algunas salpicadas de zonas de lujo, como ocurre en Zahara de los Atunes o en Sotogrande.
No es el caso de Barbate, recuerda Ángeles mientras atiende detrás del mostrador, orientado a un turismo más familiar, aunque tiene bajo su término municipal algunas de las playas más señeras de Cádiz, como la de Los Alemanes o Los Caños de Meca. A muy pocos kilómetros de los larguísimos arenales que han encarecido los madrileños que huyen de la capital cada verano, están la playa del Carmen y algunas tascas donde ponen el mejor atún de la provincia a un precio más que asequible.
Alejados de los grandes hoteles y de los beach clubs de Tarifa o en Conil, en uno de esos bares del paseo marítimo de la playa del Carmen, un grupo de policías locales, bomberos y efectivos de protección civil toman un café. "Ahí lo que hace falta es una patrullera [de la Guardia Civil], hay que coger el toro por los cuernos". En la mesa de al lado, la conversación vira hacia el entierro de David Pérez Carracedo, el agente asesinado oriundo de Pamplona y cuya viuda rechazó la medalla que le fue a imponer Grande-Marlaska a su marido. "Tuvo dos ovarios", sentencia antes de darle otro sorbo al café.
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