Con los primeros copos de nieve, otro año más se repite el colapso en Navacerrada y el hartazgo de los vecinos de la sierra que sufren las retenciones. Cientos de viajeros suben y bajan en sus coches o en transporte público al puerto, a unos ocho kilómetros del pie de la montaña, para disfrutar de la nieve. "Nunca había visto la churrería tan llena", reconoce Pedro, un vecino de la zona, sobre un negocio que está ubicado en la cima del monte. Este fin de semana, a él también le tocó padecer la ola de curiosos y el consiguiente atasco que generan en la carretera del puerto.
Era media mañana y ya estaba todo abarrotado. Los fines de semana, y según indican fuentes del Ayuntamiento de Navacerrada, a las 8:30 horas están los aparcamientos completos –hay unas 600 plazas en la zona– y hasta la tarde no vuelve la calma al lugar. Los turistas llegan desde todas partes, desde la Comunidad de Madrid o procedentes de otras provincias de España. Habitualmente vienen y van en el mismo día, y pocos pasan la noche por allí. No son muchas las habitaciones de hotel que hay disponibles, así que las opciones ya son escasas de por sí.
"¡Maldito tráfico del demonio!", se queja Pedro, contrariado. Para dejar el coche, hay dos sitios que son clave. Uno de ellos es una explanada que sumará unas 300 plazas en total. Está justo antes de la subida a la barranca, donde también hay dos aparcamientos que son controlados por agentes forestales. Si se completa el aforo, cortan el tráfico para mantener la seguridad. Entre ambos espacios pueden sumar otras 200 plazas, medio millar si se añaden a las mencionadas anteriormente. Si en un fin de semana pueden llegar a concentrarse unas 12.000 personas en Navacerrada, según los cálculos del Ayuntamiento de la localidad, es de esperar que los parkings estén a reventar desde primera hora del día.
Habitualmente son unas 3.400 personas las que habitan en este pueblo de la sierra de Madrid. El mes de diciembre es cuando más turismo se concentra allí, aunque también se aprietan durante la primera semana de enero. "Las redes sociales han marcado la diferencia", reconoce Pedro. Desde que en TikTok o Instagram se promociona Navacerrada como un lugar "espectacular", con vistosos decorados navideños o nieve por doquier, el perfil de turista que llega ha variado mucho. "Les doy gracias porque son quienes nos dan de comer, pero tenemos que hacer algo", concluye.
En previsión de la situación, todos los fines de semana se está utilizando cartelería de las carreteras para avisar de la congestión en carretera y disuadir a otros conductores de que entren en Navacerrada. Sus efectos son relativos, pues cada vez que nieva se producen las mismas caravanas.
No obstante, hay quienes celebran el turismo, aunque le pongan ciertas pegas. "¡Vivimos del sector servicios!", exclama Pedro. "No seríamos nada sin los vaivenes de turistas, pero necesitamos reenfocar nuestro modelo o prepararnos para morir de éxito", sentencia este vecino. Aun así, el terreno se topa con un espacio protegido, el del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, y el factor medioambiental se vuelve otro problema en la balanza.
Operativo disuasorio
El concejal de Seguridad de Navacerrada, Miguel Torres, trata de poner coto al problema. Antes de que lleguen las fechas navideñas, las autoridades mantienen una reunión con los agentes de Protección Civil, con Emergencias 112 y con la Guardia Civil para idear una estrategia de choque. En resumidas cuentas, la Benemérita organiza los controles para que aquellos vehículos estacionados de más den marcha atrás y salgan del pueblo para aliviar los parkings. Hay aparcamientos disuasorios ubicados a las afueras de la localidad para que aparquen ahí los coches y los turistas entren a pie.
Otra peculiaridad es que hay viajeros que llegan al pie de la montaña en Uber. De esta forma, los turistas se quedan a ocho kilómetros de la cima del puerto y, aunque les resta un largo trayecto caminando, nada les disuade de subir con sus familias. La Administración municipal se coordina con los autobuses de Avanza para traer y llevar a los viajeros hasta la cima de la montaña, pero sobre todo trata de advertir del peligro de ascender andando por tantos kilómetros y ante el riesgo de precipitarse al vacío.
Choque político
La solución al problema, que se repite año tras año, aguarda. Y este caso también tiene una lectura política. En este sentido, el delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Francisco Martín, ha citado este miércoles al consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, para abordar el caos con el tráfico al acceder a la montaña cuando nieva. Martín dice estar preocupado por la situación de colapso absoluto y la "confusión" generalizada, así que buscarán conjuntamente un nuevo operativo para entrar en coche a la zona sin rebasar todos los límites permitidos.
A quien madruga, el esfuerzo le ayuda…El acceso hasta los puertos y la #Nieve no debiera ser preferenciado por la capacidad para el prepago.PD. Siempre recomendado el uso ordenado del #TransportePublico https://t.co/HZNyr5faGA
— Fran Martín Aguirre (@franmartagui) January 13, 2024
Este fin de semana, por su parte, el consejero ha rehuido los señalamientos y ha lamentado que "ni la Dirección General de Tráfico ni el delegado del Gobierno hayan accedido a sus propuestas para agilizar el acceso a puertos y estaciones de esquí". Algunas soluciones formuladas fueron la reserva previa para estacionar en los aparcamientos o la colaboración entre trabajadores y equipos de maniobras autonómicos.
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