Su contenido de probióticos, calcio, vitamina B12 y minerales hacen del yogur una opción saludable y energética para comenzar el día y hay distintas variedades, como por ejemplo el griego, con el que además puede conseguirse un efecto saciante.
El desayuno es un momento nutricional clave y, sin embargo, por tiempo o comodidad, muchas veces nos conformamos con un café. Si es con leche, esa pequeña cantidad de lácteo dista mucho de los nutrientes y múltiples propiedades que nos aportaría un yogur. En España lo consumimos en toneladas pero sin vincularlo necesariamente a esas primeras horas del día. En los últimos años, se han multiplicado los estudios científicos sobre sus beneficios... Hagamos caso.
La publicidad de los últimos años nos ha obligado a familiarizarnos con los probióticos cuando hablamos de un lácteo. Estos microorganismos vivos son efectivamente el componente estrella del yogur y tienen un importante papel en la salud humana como agentes antimicrobianos y estimuladores del sistema inmune. La evidencia científica habla de que determinadas cepas de probióticos pueden ser útiles en la prevención de:
- Microflora intestinal
- Diarrea
- Helicobacter pylori
- Síndrome del colon irritable
- Colesterol
- Cáncer: colorrectal, vejiga, pecho.
- Alergias
- Sistema inmune
Además de la función probiótica, el yogur es una gran fuente de nutrientes fundamentales como el calcio, la vitamina B12 y minerales (zinc, potasio, magnesio) con efectos protectores para la salud ósea, la función cerebral y el sistema cardiovascular.
¿Es importante el tipo de yogur?
En los hogares españoles se consumieron en 2022 más de 400 toneladas de yogur, siendo el bífidus el de más éxito (105 toneladas), seguido del natural (95 toneladas), el desnatado (87,5 toneladas). No aparece en esta estadística la variante de yogur griego, que, sin embargo, sí ha llamado la atención de un equipo científico que analizó su beneficioso impacto en el desarrollo muscular de un grupo universitario. Y no solo eso, sino que se confirmó su efecto saciante y protector para la salud digestiva y ósea en mayor medida que otros productos lácteos.
Cualquier yogur o producto fermentado de la leche ya contiene probióticos como los lactobacilos, por lo que voces expertas indican que no es necesario añadir al yogur más microorganismos. Por otro lado, indican que no hay evidencias científicas relevantes acerca del mayor impacto en la salud que pueda tener un bífidus con respecto al resto de yogures.
Si elegimos el producto pensando principalmente en su efecto saciante y en perder peso, obviamente hay que tener en cuenta que tiene más calorías el yogur entero (76,8 kcal en 125 gramos) que el desnatado (56,1 kcal).
Referencias
Bridge, A., Brown, J., Snider, H., Nasato, M., Ward, W. E., Roy, B. D., & Josse, A. R. (2019). Greek Yogurt and 12 Weeks of Exercise Training on Strength, Muscle Thickness and Body Composition in Lean, Untrained, University-Aged Males. Frontiers in Nutrition, 6, 55. https://doi.org/10.3389/fnut.2019.00055
Carnero, E. (2023). Descubre la verdad detrás de los yogures bifidus. Academia Española de Nutrición y Dietética. https://www.academianutricionydietetica.org/que-comer/yogures-bifidus/
Parra Huertas, R. (2012). Yogur en la salud humana. Revista Lasallista de Investigación, vol. 9, núm. 2, 162-177. https://www.redalyc.org/pdf/695/69525875008.pdf
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