Una de las más emblemáticas del País Vasco es la Plaza de la Constitución en San Sebastián, con sus elegantes arcadas y fachadas históricas y su icónico reloj.
En medio del bullicio urbano de Euskadi, donde los rascacielos compiten por el protagonismo, hay joyas desapercibidas que revelan la autenticidad de una ciudad: las plazas. Mientras los ojos se pierden entre miles de edificios, estos espacios abiertos se han convertido en paradas imprescindibles para los turistas. Más que simples lugares de paso, las plazas son testigos de la vida local, con historias en cada uno de sus adoquines.
Entre las joyas urbanas que adornan el paisaje de Euskadi, destaca la Plaza de la Constitución, en San Sebastián, con sus elegantes arcadas y fachadas históricas y su icónico reloj. Otra de las más emblemáticas de la comunidad está en Bilbao. Se trata de la Plaza Nueva, un espacio que permite disfrutar de la arquitectura neoclásica.
Entre sus pintorescas columnas y soportales, se despliega un ambiente cosmopolita que refleja la fusión armoniosa entre lo antiguo y lo contemporáneo. Además, sus bares de pintxos la convierten en un punto de encuentro gastronómico.
La plaza más bonita del País Vasco
Es complicado decantarse por una única plaza de Euskadi, ya que todas tienen su propio encanto. Las hay más famosas, menos conocidas, más grandes, más pequeñas... Sin embargo, todas tienen personalidad y belleza. Una de las más bonitas en la comunidad vasca es la plaza de la Virgen Blanca, conocida también como plaza Vieja.
Fue construida en el siglo XVII en Vitoria y uno de sus grandes atractivos es la balconada de la iglesia de San Miguel. También se puede visitar la estatua de Celedón y la escultura vegetal con el nombre de la ciudad. Además, y como toda buena plaza vasca, está llena de bares y terrazas donde se pueden disfrutar de los famosos 'pintxos'.
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