Luis Ángel Rodríguez Patiño (A Coruña, 1957) es un cura de los que quedan pocos. Tiene a su cargo cinco parroquias de dos diócesis repartidas entre cuatro ayuntamientos de dos provincias, en la frontera interior entre A Coruña y Lugo. Cada domingo recorre en su coche más de 70 kilómetros por las sinuosas carreteras de media montaña de Guitiriz (Lugo) a Val Xestoso (Monfero) pasando por Aranga (A Coruña) y vuelta con varias paradas obligadas del turno laboral. Vienen siendo siete misas en menos de tres horas a las que llega apurando en su propio coche y lamentando el precio de la gasolina y la falta de alternativas sin humos.
A sus 66 años es incombustible. Hace tiempo que perdió la cuenta de todos los expedientes que le han abierto sus jefes; esto es: la Iglesia, por hablar sin tapujos del celibato -que defiende como opcional-, ser rotundo en la condena de los abusos sexuales y criticar los privilegios del Vaticano o el desfase temporal entre la Iglesia y la sociedad en cuestiones como la homosexualidad o el aborto. Cada Navidad hace del belén parroquial una oportunidad de crítica social.
Este año lo tuvo claro a la hora de idear su nacimiento: las bombas cayendo sobre el portal de Belén, donde nace un niño Jesús "que es palestino", como reza un cartel. No le falta un muro, un zulo para Hamás y una fosa común para recrear la Franja de Gaza. "Es un genocidio de Israel contra Palestina", sentencia. El mismo párroco firma un artículo explicando el porqué de su nacimiento en el Val Xestoso, donde una manifestación de pastores defienden a Jesús de Nazaret y a su familia. "Ni posada ni leches; venga pasaporte y permiso de trabajo", reclama.
Su crítica al Gobierno israelí no es nueva. Hace una década, llegó a pedir a sus compañeros de filas que evitasen mentar a Israel en las misas por los ataques a los palestinos. "Pido a los sacerdotes que aman la paz que no mencionen a Israel", señaló Patiño, que maneja con fluidez las citas bíblicas que fundamentan sus peticiones.
Se ordenó diácono en 1981 y su primer destino fue el pueblo costero de Cedeira (A Coruña), pero las malas lenguas lo desterraron a Val Xestoso. Después de 40 años en las mismas parroquias, tiene de su parte a todos los vecinos, creyentes o no, que después de vencer las reticencias iniciales contra un párroco de pelo largo y aire desenfadado, lo arropan sin fisuras y lo defienden con vehemencia de cualquier reprimenda. Lejos de desanimarse, empleó toda su energía en darle una vuelta a su parroquia, implicando a toda la comunidad local para dinamizar un entorno rural, muy envejecido y despoblado, con una inyección de autoestima y orgullo de su propia vejez.
Cogió el grelo, un ingrediente estrella del cocido gallego que se daba muy bien en la zona, y organizó una Feria del Grelo que ya es un hito gastronómico y marca reconocida. Le siguió la tractorada, la misa del Entroido, donde permite a sus paisanos comulgar disfrazados, y en 2000 puso a funcionar el primer Consejo de Ancianos de España.
Del Belén entre rejas al escrache
Hijo de familia numerosa, y de padres gallegos emigrados a Londres, Patiño no da palos de ciego. Funciona con vocación misionera más que como párroco ortodoxo y además de Teología y Filosofía, Patiño cuenta que estudió Derecho, Criminología, Enfermería y Trabajo Social, entre otras siete formaciones universitarias. Pero si por algo es famoso y mediático este cura de Monfero, es por la denuncia política y social que imprime al tradicional Belén de Navidad que instala en sus parroquias.
Sonados fueron también su Belén precintado del Stop Desahucios de 2012, el escrache a Herodes del 2013, con Jesús entre rejas, o aquel en el que María entregaba a su hijo a San Antonio, patrón de la caridad, por falta de recursos con los tres Reyes Magos dando media vuelta hacia Oriente. O el nacimiento de refugiados de tela y lana del 2022. "¿Qué podemos dar y no damos los occidentales ricos? ¿Qué podemos dar como Iglesia, como creyentes, como humanos?", se pregunta este párroco, que pidió excomulgar a políticos y banqueros, a los que representó como el buey y la mula de su portal.
El cura no está solo porque en la construcción de sus portales denuncia implica a sus feligreses a través del Consello de Ancianos de Labrada, Momán, Cambás y Xestoso, a los que también animó a enrolarse en la primera universidad senior del rural. Otras temáticas recurrentes de sus pesebres pasan por defender la sanidad pública con el "No al cierre de las consultas en las aldeas" y "más centros de día para mayores y pensiones dignas".
"Cristo protesta contra las injusticias", defiende Patiño, que no se limita a reivindicar en el Belén de la parroquia. Célebres fueron los árboles de Navidad que plantó en los baches de las carreteras desparramadas por las que transita entre bautizos y comuniones y que llegó a bendecir para buscar un ‘milagro’ en el asfalto.
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