Paulino, María del Carmen, Rosa y Carmen viven rodeados de escombros, tierra y grúas excavadoras. Estos cuatro ancianos son los últimos residentes del único edificio que queda en pie de la antigua Colonia Banesto, en el distrito de Hortaleza. Se trata del conjunto de viviendas que en su día concedió la entidad bancaria –con un contrato de arrendamiento vitalicio– a sus empleados en los 50 y 60. Hoy es un descampado en ruinas.
La inmobiliaria Metrovacesa adquirió el terreno en 2017 para construir viviendas de lujo. Desde entonces, llevan intentando convencer a los vecinos para que abandonen su hogar a cambio de indemnizaciones; pero estos cuatro abuelos resisten como gladiadores. El interior de sus viviendas está en perfecto estado y no están dispuestos a abandonar esta batalla. Menos teniendo en cuenta que, al tratarse de un contrato de renta antigua, apenas pagan 98 euros de alquiler mensual.
El proyecto –Mesena 80 y 82– implicaba el derribo de la Colonia para levantar "viviendas premium" de hasta un millón y medio de euros. La inmobiliaria heredó el espacio del Banco Santander, la entidad que se hizo con el terreno cuando Banesto cayó en quiebra en el 1994. Las 40 familias que vivieron durante décadas en este complejo de Hortaleza nunca llegaron a ser propietarias, sino inquilinos de renta antigua.
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Este periódico ya visitó la Colonia Banesto en 2022, cuando todavía se mantenían en pie los diez edificios de ladrillos naranjas. Entre los bloques había pequeñas aceras en las que pasear, bancos para sentarse y zonas verdes. De todo aquello ya no queda ni rastro. La antigua garita de seguridad ha sido sustituida por la sede de la inmobiliaria donde ofertan los pisos todavía en construcción. Por su parte, el domicilio de Carmen apenas ha cambiado desde entonces: mismas fotos familiares, recuerdos de antaño y plantas de decoración.
La única diferencia perceptible es que ahora, de tanto en tanto, tiembla el suelo. "Pues esto no es nada", explica la mujer. "Hemos estado una semana sin agua y a veces se corta la luz", continúa. A la pregunta de por qué no ceder a la oferta de Metrovacesa, la respuesta es tajante: "¿Por qué tengo que machacarme la vida con 81 años?". Desde la inmobiliaria reconocen que hace dos semanas se produjeron incidencias puntuales con la bajada de caudal de agua, pero "hasta donde saben", no hubo cortes. Por su parte, la familia de Carmen lo que demanda es que la dejen tranquila. "No es normal que una mujer de esta edad esté sin agua en casa", señala su hijo.
El bloque, además, cuenta con multitud de viviendas vacías. Son cuatro pisos de altura y solo hay cuatro domicilios ocupados. Por ello, y hace como dos meses, Carmen se encontró su portal repleto de sacos de arena y un señor a punto de tapiar algunos accesos. ¿A santo de qué? Lo que explica la inmobiliaria es que buscaban reforzar la seguridad para que los pisos sin inquilinos no fueran ocupados: "No se ha actuado en zonas comunes". Metrovacesa asegura que las denuncias interpuestas ante la Policía por este motivo fueron archivadas por el Consistorio.
El proyecto viene de largo. La venta de las primeras 96 viviendas, enmarcadas en la primera fase del proyecto, comenzaron a finales de 2022. Sin embargo, el derribo de los edificios se hizo esperar hasta hace un mes. El complejo, en total, contará con 155 pisos de entre una y cuatro habitaciones. La propia entidad lo define como un "oasis residencial" al que ha destinado 107 millones de euros.
Fuentes de Metrovacesa indican que el edificio que queda en pie forma parte de la segunda fase del proyecto. Es decir, que estos últimos cuatro vecinos podrán permanecer en su vivienda hasta que finalicen las obras actuales, previstas para 2026.
Paulino, de 92 años, dialoga con El Confidencial desde su vivienda. "El más recalcitrante soy yo", sentencia. "De momento no sabemos nada más, estoy tranquilo. Supongo que cuando terminen las obras de al lado será cuando hablaremos de nuevo. A los otros inquilinos sí les convencieron para irse… pero es que en un pueblo con 200.000 euros te compras un piso, pero yo me quiero quedar aquí, en El Bosque, con mis amigos".
Si hay algo perceptible a la vista es el agotamiento de los cuatro vecinos al hablar del tema. Rosa, por ejemplo, ha declinado hablar con este diario porque prefiere vivir "el día a día". La pesadilla de estos vecinos empezó cuando, en 2018, recibieron un burofax que les advertía de que debían de desalojar sus domicilios. Desde entonces, el diálogo con la inmobiliaria se ha basado en un tira y afloja.
La oferta de Metrovacesa se ha ido incrementando con los años: los primeros aceptaron 100.000 euros, otros 240.000... Según datos de diciembre de 2023 de Idealista, en el distrito de Hortaleza el metro cuadrado oscilaba los 4.067 €/m2. Carmen, por su parte, lo que no quiere es tener que abandonar la zona. Suficiente tiene con tener que irse de la casa en la que ha criado a sus hijos y nietos. "Yo quiero vivir aquí, cerca de mi hija", explica. La realidad, parece, es que no va a ser tan fácil.
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