Abascal incluirá cuota territorial en la nueva cúpula para frenar la contestación interna

Abascal incluirá cuota territorial en la nueva cúpula para frenar la contestación interna

Santiago Abascal decidió el pasado lunes poner la venda antes de la herida y adelantar, por sorpresa, la Asamblea General del partido al próximo 27 de enero cuando inicialmente no estaba prevista hasta marzo. El cónclave debería servir para blindar su liderazgo, poner sordina a los terremotos orgánicos de los últimos meses y trazar una hoja de ruta para afrontar un intenso ciclo electoral de este año, con las expectativas al alza especialmente en las elecciones europeas. El líder de Vox anunció también que la Asamblea servirá también para reestructurar la dirección para los próximos cuatro años tras meses de baile de nombres por las continuas salidas.

El dirigente no prevé hacer públicos los nombres que tiene en la cabeza hasta el mismo día del cónclave. Pero fuentes de la dirección del partido apuntan a que Abascal tiene previsto remodelar el organigrama con nombres procedentes de los territorios, donde Vox ha ganado una enorme presencia tras las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, éxito que contrasta con el varapalo de las generales en que los ultraconservadores pasaron de 52 a 33 escaños. La decisión no pasaría desapercibida en una formación que acumula desde hace tiempo críticas intramuros por la excesiva bunkerización del líder, la centralización de las decisiones en Madrid y la desconexión con su red territorial.

La influencia de Vox en los territorios —gobierna junto al PP en Castilla y León, Extremadura, Región de Murcia, Aragón y Comunidad Valenciana y más de un centenar de ayuntamientos— choca con la autoridad de la formación en el Congreso. La pérdida de representantes ha laminado algunas de sus principales herramientas de oposición: no puede presentar mociones de censura o impulsar recursos de inconstitucionalidad —se requiere un mínimo de 50 diputados—, y se han quedado fuera de la Mesa de la Cámara y de las presidencias de las comisiones por la negativa del PP a dejarles hueco.

Abrir la cúpula a la cuota territorial no implicará necesariamente que Abascal y sus principales colaboradores, como Jorge Buxadé —que ha ido acumulando poder interno como vicepresidente del Comité Ejecutivo y coordinador del área de Justicia, además de ser la cabeza visible de la delegación de Vox en Bruselas— Ignacio Garriga, Enrique Cabanas, Kiko Méndez Monasterio, Ignacio de Hoces o Montserrat Lluís dejen de capitalizar el férreo control del partido. Pero suavizaría la imagen de aislamiento y amplificaría la voz de los territorios tras varios meses de inquietud y desconcierto que terminó con importantes salidas en comunidades como Extremadura o Baleares, en la mayoría de los casos por "discrepancias" con la cúpula.

A. B. Ramos

La falta de autonomía de las delegaciones regionales y provinciales y la "obsesión", según denuncian excargos del partido, por centralizar todo en un núcleo reducido de personas ha ido provocando interferencias y abriendo grietas entre Madrid y el resto de la organización. La Asamblea del 27 de enero podría acabar, al menos sobre el papel, con esas situaciones con el posible mayor peso orgánico para los territorios, que Abascal tiene aún que amoldar. Aún no hay una ubicación decidida para el cónclave, y en el equipo de Abascal señalan que podría ubicarse fuera de Madrid, lo que implicaría un nuevo gesto para las organizaciones territoriales

Candidatura única y nuevo abandono

El adelanto de la Asamblea General de Vox no pasó desapercibido en un momento en el que se han disparado las especulaciones sobre una posible candidatura alternativa a la de Santiago Abascal, que por el momento es el único que ha formalizado su intención de renovar la presidencia del partido. El foco se ha posado en las últimas semanas sobre Javier Ortega-Smith como supuesto contrincante de Abascal, pero el concejal madrileño ya ha desmentido públicamente esa posibilidad. En el entorno del líder de Vox minimizan también la posibilidad de que haya candidaturas alternativas en su congreso.

Pese a que la inquietud se ha apoderado de diferentes estratos del partido en los últimos meses a cuenta del goteo de salidas y la opacidad en el mando, la posibilidad de rebelión contra Santiago Abascal se da por nula. No obstante, y especialmente entre las voces críticas, se aprecia cierto "nerviosismo" por parte del líder tras su decisión de anticipar el cónclave para desactivar posibles resistencias internas. "Es una maniobra para ganarle la partida a un enemigo... pero nos hemos mirado unos a otros y hemos dicho, ¿qué enemigo?", comenta un exdiputado que tuvo un rol importante en la pasada legislatura. "Me temo que sus asesores ven fantasmas donde no los hay", apunta.

Vox trata de sobreponerse a salidas como la de Iván Espinosa de los Monteros, cuyo abandono provocó uno de los peores seísmos internos, y a la de diputados como Juan Luis-Steegmann, que renunció a recoger el acta tras la salida del exportavoz de Vox en el Congreso. Dirigentes como Ruben Manso o Víctor Sánchez del Real, enmarcados en la corriente neoliberal de Espinosa de los Monteros, fueron apartados de las listas del 23-J. Aunque el origen del hervidero en el que fue convirtiéndose el partido comenzó con la abrupta salida de Macarena Olona, que hace ahora las veces de azote de la cúpula de Vox en redes sociales y ha publicado un libro en el que destripa las "tinieblas" del partido en el que militó.

Vox sumó la pasada semana una baja más: la de la diputada por Madrid, Carla Toscano, conocida por sus enfrentamientos con Irene Montero en la Cámara Baja. El partido comunicó la baja en la noche del pasado 10 de enero con un escueto comunicado en el que agradecía su "dedicación" y desvelaba que continuará con sus responsabilidades en el Ayuntamiento de Madrid, donde ejerce como mano derecha de Javier Ortega-Smith. La salida se conoció el mismo día en que Abascal oficializó su candidatura a la Asamblea y pidió apoyo a la militancia. La dirigente ha mantenido un férreo silencio sobre los motivos de su salida.

Pese a desmentir que se plantee dar la batalla a Abascal, Ortega Smith ha ido perdiendo peso orgánico. En octubre de 2022 fue relevado como secretario general en favor de Ignacio Garriga y ha protagonizado varias salidas de tono en los últimos meses con críticas veladas a la cúpula nacional. Por ejemplo levantó polvareda unas declaraciones suyas para Europa Press tras la salida de Espinosa de los Monteros, en las que advirtió que Vox no podía convertirse en "una agencia de colocación de amigos".

Ana Belén Ramos

Abascal y el resto de posibles candidatos deberán reunir el 10% de los avales entre la militancia, pero si ningún candidato obtuviese esos apoyos el porcentaje podría bajarse al 5% o al 3%. La proclamación de candidaturas se producirá el próximo 20 de enero. De los casi 67.000 afiliados con los que asegura contar la formación, solo podrán votar la mitad, 35.548 personas, las que están al corriente de pago. El líder de Vox espera salir reforzado de la experiencia y se conjura contra los que intentan "enfrentarnos y dividirnos"



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