Yolanda Díaz asume ya que no puede controlar a Podemos en el Congreso

Yolanda Díaz asume ya que no puede controlar a Podemos en el Congreso

Yolanda Díaz cree que Podemos votará a favor de los presupuestos generales del Estado para 2024, pero a la vez advierte de que no hacerlo los situaría junto al PP y Vox. Una posición que considera "muy difícil" de adoptar, más con su experiencia en el anterior Gobierno, pese a que los morados ya advierten estar dispuestos a asumirla. Mientras Sumar ultima un reglamento que contempla sanciones dentro del grupo parlamentario en el Congreso, y con el partido de Ione Belarra presentando sus propias iniciativas para fiscalizar al Gobierno, Díaz se esforzaba este lunes por transmitir calma.

Por un lado, deslizaba que los morados estarán "en el lado bueno de la historia", "en el lado del sí".Y, por otro, recordaba el fantasma de la reforma laboral, y prevenía de un escenario como el que vivió en 2021, cuando el "politiqueo" de ERC, EH Bildu y PNV casi hace descarrilar su norma estrella. "En mi cultura política me han enseñado que uno tiene legitimidad para defender lo que quiera, pero, si las normas son positivas, aunque no sea el cien por cien de lo que uno quiere, tiene que acompañarlo", sentenció. El parche antes de la herida, o de que el borrador del proyecto de ley llegue al Consejo de Ministros (las distintas carteras aún están listando sus necesidades).

Alejandro López de Miguel

En una entrevista en La Sexta, afirmó no estar preocupada por un posible desplante de los morados, esgrimiendo que Sumar tiene "unidad de acto", toda vez que el grupo parlamentario decide "democráticamente sus iniciativas". Y hasta atribuyó a la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la decisión sobre si negociar directamente con Podemos la futura ley de cuentas públicas, como estudian exigir los de Belarra, que pregonan su total "autonomía" política. Ni la dirección de Sumar quiere contemplar un escenario con dos interlocutores en su propio espacio, ni tampoco lo hacen en la parte socialista del Gobierno.

Sin embargo, tienen poco margen para forzar el voto de Podemos, más allá de retratarlos votando lo mismo que PP y Vox, y así lo asumen fuentes de distintas fuerzas de la coalición que lidera Díaz. No van a expulsarlos, y saben que ellos aún no plantean irse. La consigna es aguantar los dardos de los morados y obviarlos en la medida de lo posible, para redirigir los focos hacia la acción del Ejecutivo y del Legislativo, lejos de las cuestiones de la vida interna. El reglamento en cuestión debería estar listo en cuestión de días, y, aunque la idea es no tener que utilizarlo, supone una suerte de blindaje para la dirección del grupo, que en la pasada legislatura nunca llegó a aprobar una norma de funcionamiento interno similar. A pesar de las tensiones, Unidas Podemos no llegó a saltar por los aires.

Alejandro López de Miguel

Ahora, ante las cámaras, la vicepresidenta segunda y el resto de portavoces insisten en que la sangre no llegará al río. Fuera de cámara, son incapaces de controlar las ofensivas de los morados, aunque creen que cada vez tienen menor repercusión mediática. En su batería de preguntas sobre la ley de vivienda, registrada por Belarra este lunes, reclaman al Ejecutivo el "cumplimiento estricto de la ley de vivienda", y en público los morados enarbolan causas como la necesidad de rebajar las mayorías para elegir a los vocales del CPGJ, que ni Sumar ni el PSOE contemplan. O la necesidad de endurecer la posición de España frente al Estado de Israel.

Ni rastro de adhesión a Díaz ante su enésimo pulso con la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, a cuenta de la reforma del subsidio por desempleo, una de las cuestiones en las que incide ahora la líder de Sumar. El antagonismo con una destacada representante del ala socialista, a quien atribuyen posiciones mucho más conservadoras en lo económico —"Defiende un modelo de recortar derechos"—, funcionó en su día a Pablo Iglesias y también ha servido a la propia Díaz. También en clave de cohesión interna.

Alejandro López de Miguel

Pero, desde que Podemos se ha visto excluido del Gobierno, su planteamiento es fiscalizarlo, como hace con las preguntas sobre las promesas de Pedro Sánchez en materia de construcción de viviendas, con todo lo que tiene que ver con Israel y Palestina, o como aspiraba a hacer la propia Belarra en el pleno de este martes, interpelando al ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Y, mientras, explora cuánto "da de sí" el grupo parlamentario.

De hecho, los morados se desmarcan de las decisiones del grupo, y otros partidos de Sumar les afean que no den los debates a la interna, para después salir a airear sus diferencias públicamente. Esto, en lo que toca a la vida parlamentaria, a las puertas de que el partido de Díaz desarrolle su hoja de ruta para su asamblea fundacional. La vehiculizará una ejecutiva provisional en la que no están los de Belarra, pero tampoco partidos como Compromís o Alianza Verde.

Alejandro López de Miguel

Son cada vez menos los lazos que les unen, y el pulso a cuenta de las elecciones gallegas lo atestigua. Después de que el portavoz de Sumar y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, diese carpetazo a la propuesta de las direcciones de Podemos e IU en Galicia para concurrir juntos a las próximas elecciones, la reacción de los morados fue igual de contundente.

"No es el momento ahora de empezar con el tema de las cuotas", esgrimió Urtasun. Se vio contestado por el líder morado en la región, Borja San Ramón. "Se acabó el tiempo de los cheques en blanco". "Le diría al compañero Ernest que de lo que no es momento es de marear a las gallegas y gallegos. Todos los votantes de izquierdas del país saben que es momento de armar una coalición, y las coaliciones implican acuerdos y porcentajes. Esto lo sabe perfectamente porque él mismo participó en la negociación de la coalición del 23-J", afirmó en un comunicado.

A. L. M.

Fuentes de la dirección de Sumar restan hierro a las diferencias, y comparan el actual momento con el que vivieron en junio, cuando armaron la coalición electoral para el 23-J. Entonces lograron superar obstáculos que parecían insalvables. La diferencia, sin embargo, es que hoy el malestar entre los aliados de Díaz con la forma de proceder de Podemos no se disimula.

Y que los morados han logrado cinco diputados en el Congreso, pero a la vez tienen las manos libres para actuar, una vez fuera del Gobierno. O en que han contraído un compromiso con la militancia que pasa por rechazar las coaliciones si no hay primarias, y a día de hoy en las filas de Díaz no quieren pillarse los dedos sobre esta cuestión. Extraoficialmente, los de Belarra reconocen estas dificultades, mientras en Sumar aún insisten en que hay margen para el acuerdo.



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