Dos meses después de su inicio, la guerra en Gaza tensa el ambiente a 3.500 kilómetros de distancia, en Melilla, la única ciudad de España cuya población es mayoritariamente musulmana. El 52,5% de sus 83.000 habitantes son de tradición musulmana, según el Observatorio Andalusí, pero también residen allí algo más de un millar de judíos descendientes de familias que empezaron a instalarse a finales del siglo XIX. La mayoría se dedican al comercio.
Desde finales de noviembre, han empezado a circular por las redes sociales llamamientos, casi todos anónimos, instando a boicotear una veintena de comercios de judíos, a los que se añaden McDonald's, Burger King y otras franquicias de empresas estadounidenses. A veces van acompañados de la dirección del establecimiento, del nombre de su propietario y hasta de una foto de la fachada de la perfumería, la farmacia o la papelería a la que no hay que ir a comprar. En esos panfletos se les acusa, nada menos, que de "apoyar el genocidio y el terrorismo de Israel".
"Yo y todos los musulmanes de Melilla vamos a seguir con el boicoteo hasta que Palestina sea libre", escribe una mujer melillense en el grupo de Facebook "Denuncias ciudadanas de Melilla". "Me dirijo a los hebreos de Melilla y lo siento por vuestras pérdidas, pero no es culpa nuestra", añade. "Ustedes no salieron por Palestina, no defendieron a Palestina". "Si no están con nosotros, está claro que no vamos a comprarles".
Ni la Comisión Islámica de la ciudad ni los partidos políticos con los que se identifica la comunidad musulmana, empezando por Coalición por Melilla, han secundado estos llamamientos aunque tampoco los han condenado explícitamente. Desde hace dos meses organizan, junto con asociaciones vecinales y culturales, constantes actos y manifestaciones de solidaridad con Gaza, todas ellas muy concurridas.
"Es un pequeñísimo grupo"
Mordejay Guahnich, presidente de la comunidad israelita local, se empeñaba, por un lado, en restar importancia a estos llamamientos. "Es un pequeñísimo grupo" el que los promueve, declaró en una entrevista publicada el sábado por el diario Melilla Hoy. No romperán la convivencia "cuatro personas, por mucho que griten en las redes sociales", añadió. Por otro lado, dejaba, sin embargo, traslucir su preocupación. "Me parece un gravísimo error" que retrotrae "a épocas pasadas", afirmaba, aludiendo quizás a los inicios de la persecución nazi a los judíos. "(...) No me lo esperaba de algunos que secundaran estas cosas" en Melilla, concluyó, sin dar nombres.
Un puñado de empresarios judíos ha formulado una denuncia en la Jefatura Superior de Policía tras la puesta en circulación de los primeros llamamientos, y desde entonces está en marcha una investigación pilotada por la Fiscalía. La policía custodia además el Liceo Sefardí de Melilla y la sinagoga Or Zaruah, cuya puerta fue aporreada por un grupo de manifestantes el 18 de octubre. No resultó dañada. "Quisiera agradecer a los cuerpos de seguridad el esfuerzo que están haciendo", recalcó Mordejay Guahnich.
Los comerciantes judíos que son blanco del boicoteo recibieron, el lunes 4, el apoyo de la patronal melillense (CEME) y a continuación de Pymes Melilla. Estos llamamientos, advierte la patronal, "pueden afectar a la economía local y a la convivencia pacífica entre los melillenses". Omite resaltar que se insta a discriminar a una parte de los comerciantes de Melilla en función de su religión o de su etnia. Es decir, que los instigadores del boicoteo estén cometiendo un delito de odio.
Más contundente fue, el día de la Constitución, Juan José Imbroda (PP), el presidente de la ciudad. Tachó nada menos que de "fascistas" a aquellos "que en las redes sociales hablan de empresarios judíos con el objetivo de arruinarles". Dirigiéndose a los musulmanes que se movilizan por Gaza, les pidió: "No traigan ni inventen conflictos que no existen entre los melillenses".
A Imbroda sí le han respondido los políticos musulmanes. "Algunos parecen tener alergia a llamar a las cosas por su nombre en Gaza: Genocidio", escribió Mustafa Aberchán, líder de Coalición por Melilla, en la red social X (antiguo Twitter). Amin Azmani, diputado local de Somos Melilla, le reprochó a Imbroda que no condenara el "genocidio" de Gaza y se mantuviera equidistante, algo que no hizo, según él, cuando Rusia invadió Ucrania.
La historia de Melilla no es solo musulmana y cristiana, sino también judía
La historia de Melilla no es solo musulmana y cristiana, sino también judía. Aunque sean pocos los que secunden los llamamientos al boicoteo, su mera difusión es vista como una amenaza por la comunidad judía que, a lo largo de los años, ha ido mermando no porque sufriera acoso, sino porque en una ciudad asfixiada por Marruecos, el comercio está de capa caída.
"Si la comunidad israelita se reduce o tiende a desaparecer, significaría el camino hacia algo malo", advierte Enrique Delgado, que anima el Alminar de Melilla, un blog dedidado a la vida en la ciudad. "La presencia de la comunidad judía es un signo de salud social de Melilla", concluye.
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