El 20 de noviembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció para anunciar los nombres de su nuevo Consejo de Ministros. Un Ejecutivo que se tildó como continuista, pero del que desaparecía algún rostro reconocible. Entre ellos, el de Miquel Iceta. El dirigente catalán, cuota del PSC, entregaba la cartera de Educación y Deportes y era objeto de especulaciones acerca de su futuro. Pero la incógnita se despejó dos semanas después, cuando trascendió que iba a ser nombrado embajador de España ante la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La llegada del veterano político a este organismo, no obstante, está precedida por una polémica que supera los 100 metros de altura: la Torre del Puerto de Málaga. Un proyecto contra el que se ha pronunciado en reiteradas veces esta institución, pero que defendió el veterano político equiparándolo con el modelo de Benidorm.
"Al cabo del tiempo será una referencia querida y del gusto de la mayoría, como han sido la mayoría de torres, no digo solo los rascacielos de Nueva York, sino las de Barcelona, que no son tan altas, pero que son apreciadas por la ciudadanía como símbolo de la ciudad", señaló hace un año el entonces ministro, sobre el hotel que un fondo catarí impulsa en el recinto portuario malagueño.
Iceta profundizó en esta idea al señalar que el caso de Benidorm "era como una maldición", pero que hoy en día es considerado "como modelo para los países que buscan un desarrollo turístico denso". Y se sacudió todos los reparos que la Unesco había puesto al controvertido edificio, afirmando que "nuestros expertos nos dicen que no se produce un expolio" paisajístico.
El exministro Miquel Iceta será nombrado embajador de España ante la Unesco
Europa Press
El dirigente socialista, de este modo, seguía la senda marcada previamente por el director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Isaac Sastre, aunque levantó ampollas cuando recurrió a distintos ejemplos para suavizar el impacto de este equipamiento turístico en la ciudad. Recordó que las torres de la Sagrada Familia, "en su tiempo, y está documentado, se consideraron una locura". Y rememoró las palabras de Pasqual Maragall, exalcalde de la Ciudad Condal, que "decía que cada generación necesita su torre".
La clara postura de su compañero tiró por tierra el argumentario de los socialistas malagueños, que hacían de este tema una palanca electoral, por lo que escenificaron públicamente su enfado para forzar una nueva intervención de Iceta en la que trataría de matizar sus palabras. De poco sirvieron las rectificaciones, porque la posición del candidato malagueño de su partido, Daniel Pérez, ya criticado por sus vaivenes sobre este asunto, quedó definitivamente comprometida.
Miquel Iceta desembarca como embajador en una institución a la que abiertamente llevó la contraria, por lo que habrá que ver la postura que mantiene a partir de ahora, sobre todo porque el Consejo de Ministros tendrá la última palabra sobre el rascacielos.
El organismo internacional volvió a pronunciarse contra el impacto del proyecto, tras el apoyo expresado por el entonces ministro
Icomos, el organismo que asesora a la Unesco en asuntos patrimoniales, meses atrás afeó la postura del exministro, recordando que el futuro del proyecto no debía depender de "gustos personales" y reiterando el impacto visual que el bloque tendrá en la ciudad.
"El último que llega no puede ser el protagonista de una ciudad que hunde sus raíces en la antigüedad, debe saber adaptarse a ella y continuar su hilo narrativo", por lo que sus expertos, que afirman que no se oponen a las construcciones en altura, piden una ubicación distinta para el hotel "que no compita con los hitos de referencia de una población".
A pesar de la contestación hacia un proyecto que inicialmente impulsó el propio PSOE, lo cierto es que el alcalde de Málaga, el popular Francisco de la Torre, siempre ha defendido su idoneidad y concurrió a las pasadas municipales dejando claro su apoyo a su construcción.
El regidor mejoró sus resultados y recuperó la mayoría absoluta, mientras que los socialistas perdieron dos concejales. ¿Se puede interpretar esto como un aval a la torre del puerto? Pues en el equipo de Gobierno municipal así lo interpretan, y el pasado 20 de noviembre, tras cinco años de tramitación administrativa, la Comisión de Urbanismo dio su plácet a la edificación del rascacielos.
El hotel de lujo —cuya altura se ha reducido con respecto a los planos iniciales hasta los 116 metros— dibuja un basamento y una torre de 27 plantas que incluirán 378 habitaciones. El último piso se habilitará como un mirador accesible a la ciudadanía, tendrá un bar y también un centro de salud y belleza. En el subsuelo, se construirá un aparcamiento subterráneo.
La Unesco, contra el hotel-rascacielos de Málaga: “Su impacto es irreversible"
Agustín Rivera. Málaga
En total, 43.516,73 metros cuadrados construidos en los que, además, se distribuirán un comedor para desayunos, un casino, espacios comerciales, un salón de eventos y una zona ajardinada con una gran piscina sin bordillos, describen los promotores en su web, donde destacan el auditorio, en el que se podrán celebrar congresos.
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