Israel ahondó este jueves la crisis diplomática con España por dos vías a la vez. El Gobierno de Benjamín Netanyahu retiró a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, al tiempo que convocó por segunda vez a la embajadora de España en Tel Aviv, Ana Salomón, para echarle una reprimenda.
Aunque ha tenido roces con otros países europeos, como Bélgica e Irlanda, nunca el Ejecutivo israelí había hasta ahora tomado una iniciativa tan drástica con un miembro de la comunidad occidental como España, con el que mantenía una relación teóricamente de amistad. Hace casi 37 años que ambos países establecieron relaciones diplomáticas y, aunque hubo momentos de tensión, sobre todo durante el procès en Cataluña, nunca vivieron un choque como el actual.
Israel sólo ha llegado a estos extremos este otoño con Sudáfrica. El 21 de noviembre llamó a consultas -la expresión utilizada en el lenguaje diplomático para hablar de retirada- a su embajador en Sudáfrica que no es un país occidental. Por razones de seguridad también ha cerrado otras embajadas o representaciones diplomáticas como las de en Rabat y El Cairo.
La doble decisión israelí estuvo motivada por las declaraciones de Pedro Sánchez en la entrevista que dio, el jueves por la mañana, a TVE. Condenó por enésima vez los atentados de Hamás en el sur de Israel y pidió la liberación de los rehenes. “Pero, con la misma convicción he de decirle a Israel que tiene que sostener sus acciones en base al derecho internacional humanitario”, añadió. A continuación dijo tener “francas dudas” de que lo esté haciendo. “Los países amigos también tenemos que decirnos las cosas de verdad”, insistió.
El viaje de Sánchez provoca una crisis diplomática sin precedentes con Israel
Ignacio Cembrero
Las palabras de Sánchez fueron más cautas que las pronunciadas en su discurso de investidura o en algunas de las etapas de su minigira de la semana pasada por Oriente Próximo. Entonces llegó a afirmar, por ejemplo, que el Ejército israelí llevaba a cabo “ataques indiscriminados” sobre los civiles en Gaza. Tampoco repitió en TVE que el número de muertos palestinos, que rebasa los 14.000, fuera “insoportable”.
La reacción israelí ha sido más enfurecida que hace una semana. Netanyahu puso el jueves un tuit donde anunció haber dado “instrucciones al ministro de Asuntos Exteriores, Eli Cohen, para que convoque a la embajadora de España en Israel [Ana Salomón] para darle una reprimenda por los vergonzosos comentarios del primer ministro español en el día en que los terroristas de Hamás asesinaron a israelíes en nuestra capital, Jerusalén”. Tres civiles murieron en el atentado al que se refiere.
Cohen fue más allá de las instrucciones recibidas. “Tras las indignantes palabras del presidente del Gobierno de España, que repite acusaciones infundadas, decidí llamar a la embajadora de Israel en España para que regrese a consultas en Jerusalén”, escribió en un mensaje en la red X. “Israel actúa y seguirá actuando según el derecho internacional y continuaremos la guerra hasta la liberación de todos los secuestrados y la eliminación de Hamás en Gaza”, añadió. “Solo hay un elemento responsable de la masacre del 7 de octubre y de la situación actual de Gaza y es la organización terrorista Hamás (...)”, concluyó.
Following the outrageous remarks by the Spanish Prime Minister, who once again repeated baseless accusations, I decided to recall our ambassador to Spain for consultations in Jerusalem. Israel is acting, and will continue to act, according to international law, and will continue…
— אלי כהן | Eli Cohen (@elicoh1) November 30, 2023
Esta nueva embestida del Gobierno de israelí, después de la bronca que padeció la embajadora Salomón el domingo, coincide con la primera conversación que mantuvieron los jefes de la diplomacia de España, José Manuel Albares, y de Israel, Eli Cohen, el jueves, en Skopje (Macedonia del Norte) al margen de la reunión de ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
A la salida, Albares trasmitió a la prensa una impresión optimista de ese encuentro. “Volví a expresar nuestra solidaridad con las víctimas” del atentado, declaró. “También le trasladé que nuestro deseo era, por supuesto, mantener las buenas relaciones que tenemos con Israel”, añadió. Su homólogo israelí no hizo comentarios.
La doble reacción israelí esconde otra lectura. Transmite la impresión de que Eli Cohen, que en principio dejará su cargo el 1 de enero, hace méritos para permanecer en él pese a que su relevo por Israel Katz esté pactado en el Gobierno de coalición. El Ejecutivo de Netanyahu da además la sensación de buscar desprestigiar a Sánchez y neutralizarle ante sus homólogos europeos, a los que quiere animar a reconocer al Estado de Palestina e impulsar una conferencia de paz cuando, a principios del año próximo, acabe la invasión de Gaza.
La semana pasada Pedro Sánchez dejó claro en el paso que Rafah que si la Unión Europea no tomaba esa iniciativa, él lo haría en solitario. Ante las cámaras de TVE confirmó que esa era su intención.
Quizás las autoridades israelíes logren dañar la imagen del presidente del Gobierno español, pero, los medios de comunicación de los países islámicos, incluso de aquellos cuyos regímenes que establecieron relaciones con Israel, le aplauden. También le elogia la opinión pública o, por lo menos, aquella que se manifiesta a través de las redes sociales.