El Gobierno no tiene previsto negociar con Podemos los presupuestos generales del Estado de forma independiente. Si esta intención se mantiene, el equipo que comanda María Jesús Montero al frente del Ministerio de Hacienda y Función Pública no se sentará con Ione Belarra de forma separada. En el ala socialista del Ejecutivo entienden que forman parte de Sumar y cualquier conversación tendrá que ser con la persona que designe Yolanda Díaz, como jefa de la coalición. Este gesto, reclamado largamente por los morados, no se producirá y en la Moncloa además consideran que esto no pondrá en riesgo los PGE de 2024.
En la Moncloa están convencidos de que habrá PGE en las primeras semanas de 2024, después de una breve prórroga de los actuales provocada por la tardía formación del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez. No creen que los morados vayan a ser un obstáculo e insisten en que no habrá trato diferenciado dentro de Sumar. "No van a votar con PP y Vox", afirman para espantar la posibilidad de que Ione Belarra utilice a sus cinco diputados para tumbar las cuentas de un Gobierno del que no forman parte, pero que sí han facilitado al apoyar la investidura del líder socialista. Esta es una posibilidad que planea desde hace semanas y que preocupa en la Moncloa ante el sonoro divorcio de Podemos y Sumar.
Montero formó parte de las negociaciones de investidura y apareció en la firma de algunos de los acuerdos que más dependen del presupuesto, como los de BNG, Coalición Canaria o el PNV. Esta participación en las conversaciones previas permite a la política sevillana tener en la cabeza qué compromisos con los socios del PSOE deben tener reflejo presupuestario. Pero las cuentas serán, sobre todo, un desarrollo del pacto de coalición entre PSOE y Sumar, resultado de una negociación finiquitada a altas horas de la madrugada por la propia Montero y Nacho Álvarez. Es paradójico que el negociador de los magentas haya caído víctima de la guerra que mantienen los de Yolanda Díaz con los de Ione Belarra. El exdirigente morado cayó (y dejó la primera línea política) después de que la vicepresidenta ofreciera a Podemos que Álvarez fuera su representante en el Gobierno. La respuesta fue un sonoro portazo.
La ministra de Hacienda no podrá negociar unas nuevas cuentas con Álvarez, algo en lo que tenía experiencia después de la primera legislatura de coalición. Y no está claro quién será su sustituto como representante de Sumar, pero parece claro que no será de Podemos. Hay que tener en cuenta que Montero debe conjugar varios intereses en su proyecto de PGE en un contexto económico más complejo que en los años anteriores, tanto en lo político como en lo económico. Los distintos ministerios tienen hasta el 11 de diciembre para remitir a Hacienda su previsión de gasto. Y luego debe incluir las aspiraciones de los socios de investidura. Y es ahí donde Podemos quiere su protagonismo ahora que no forma parte del Gobierno.
El fantasma de la salida de los morados del grupo parlamentario de Sumar sigue ahí, con las europeas en el horizonte y las elecciones gallegas y vascas en medio. El problema para los morados radica en la pérdida de recursos económicos que les supondría independizarse de la coalición con la que se presentaron a las elecciones. En ese caso, el ala socialista del Gobierno sí abriría la puerta a una negociación diferenciada, según explicaron hace unos días desde Ferraz. Mientras eso no ocurra, la interlocutora es Yolanda Díaz o quien decida la política gallega.
La tesis que manejan en Podemos es que el PSOE está más cómodo con Sumar porque representa una izquierda menos combativa que la suya. La hoja de ruta política aprobada por los morados semanas antes de la investidura de Sánchez defendía la práctica aplicada por los morados durante la legislatura pasada que consistía en hacer públicos los disensos dentro del gabinete como una forma de presión a los socialistas. Los de Ione Belarra defienden que sin su participación no se habrían aprobado las políticas más "ambiciosas" y ahora eso está en riesgo.
La presión de Podemos
Ese desacuerdo en materia de estrategia está trufado de una serie de desencuentros públicos. Hace unos días, Pablo Iglesias aseguró en una entrevista en Diari de Barcelona que Díaz había trabajado "para destruir Podemos", pero es solo uno de los dardos que los morados han lanzado a la vicepresidenta. Pero hay quien considera, dentro de Sumar, que la gallega "se ha ganado" alguna de esas críticas. Una fuente de la coalición expresaba días antes de la formación del Gobierno que era Pedro Sánchez quien podía facilitar en última instancia la entrada de Podemos en el gabinete en pos de una mayor tranquilidad a su izquierda.
Eso no ocurrió, Yolanda Díaz optó por dejar a los morados fuera de su cuota ministerial y ahora el problema se ha recrudecido por la presión que mantienen. Y eso provoca ahora un nuevo dolor de cabeza para Pedro Sánchez en el diseño de sus nuevos PGE, que ya tienen varios obstáculos en el camino. El principal es la posibilidad de bloqueo en el Senado, ya que el paso previo a la aprobación de las cuentas es marcar los objetivos de estabilidad, aparejados al techo de gasto. La Ley de Estabilidad Presupuestaria otorga a la Cámara Alta derecho de veto, lo que permite al PP ejercer su mayoría absoluta para bloquear el trámite de las cuentas. Montero tiene un plan para sortear ese atasco, pero no lo ha desvelado aún, más allá de dejar la presión sobre Génova por tumbar las cuentas, lo que también tendría efectos para las comunidades autónomas, la mayoría en manos populares.